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Interprete: Van Morrison
Título:
Keep Me Singing
Discográfica:
Caroline Records
Género:
Blues, Jazz.
Duración
: 56m:36s.
Número
canciones: 13.
Fecha
de publicación: 30 de Septiembre de 2016.
BLUES,
JAZZ Y TERCIOPELO
Van Morrison debió beberse un vaso de
terciopelo líquido, porque sólo así se puede explicar una garganta capaz de
modular una serie tan asombrosa de tonalidades. Y de nuevo, todo ese recital de
recursos, que nos arropa al escucharlo, se repite en su última obra maestra: Keep Me Singing.
Desde hace muchos años, casi cincuenta, el León
de Belfast lleva firmando, uno tras otro, discos impecables. Más aún, desde
la década de los noventa, cuando encontró un traje perfecto para su voz,
vistiéndola con un frac de medios tiempos y una mezcla de rhythm and blues con unas gotitas de jazz. De todo eso hay en este Keep Me Singing, su trigésimo sexto
trabajo, culminado con una exquisita producción y un desbordante buen gusto a
la hora de componer canciones.
Van The
Man, demasiadas veces huraño, y algunas otras emboscado en una oscuridad
críptica, alumbra una obra optimista y luminosa, repleta de baladas, tranquila
y reposada, una nueva afirmación –otra más– de quién pasa por ser uno de
los cantantes más deslumbrantes de la historia de la música. Las trece
canciones de este disco, precisas y preciosas, contenidas, no exentas de
melancolía, nos transportan a momentos reflexivos y de calma en donde Van
Morrison no sólo hace gala del don de su garganta; consumado saxofonista, toca
el piano, la guitarra eléctrica y la acústica, la harmónica e, incluso, se
atreve a probar suerte con la batería en un par de cortes.
Toda esta cascada de música irreprochable
germina a sus vigorosos setenta y un años, unos años repletos de saber hacer y de
clase, que se culminan en la obra cumbre del disco: Holy Guardian Angel. Y junto a ella, un clásico revisitado, Share Your Love With me, un tema que hicieron célebre algunos
intérpretes de altura estelar como Aretha Franklin o Kenny Rogers. Para el
final, y antes del instrumental que pone el cierre, la pegadiza Too Late, una demostración del optimismo
que derrocha esta obra que toca, con la calidez de un artista en estado de
gracia, el alma y el corazón.
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