sábado, 30 de abril de 2011

Amor y basura (Uno)


Leído en Amor y basura, de Ivan Klíma: "pocas cosas se acercan tanto a la muerte como el amor correspondido".
Ruego urgente:
Anda, por favor, mátame ya. Sabes como hacerlo. ¿A qué estás esperando?

Desde el fondo (segunda lacrimosa)


Vete a la mierda, me avergüenzas, me avergüenzo de ti, me avergüenzo de tus actos, le dijo ella mientras en los andamios de su cara se ennegrecía una gran sombra de cicuta.
Él rompió a llorar: ni cicuta, ni vitriolo: sólo lágrimas.
Perdona, ella quiso suavizar el arsénico: hablo sin pensar, y sus susurros seguían hirviendo como radiación sin traje de amianto.
Que va... pensó, dijo, filosofó, sentenció él su trago de veneno: hablas desde el fondo del corazón.
Se miraron.
Ella pensó (pero no dijo, calló, calló, calló): joder, que bien me conoce: si está en lo cierto.

miércoles, 20 de abril de 2011

Lacrimosa


Porque las lágrimas no son suficientes para quererte tanto.

sábado, 16 de abril de 2011

Risotada sentimental


-¡Oh, vamos! -dijo ella-: Algún día nos reiremos de todo esto.
-Te garantizo -repuso él-, que si algo no haremos será reírnos. NUNCA. Si acaso, algún día lloraremos por todo esto.
Ella apretó los labios como si fuera a pronunciar algo, pero se contuvo. Dio media vuelta y dejó un portazo colgado en las sienes de él.
Tenía razón, era cierto: ya daba igual. Nunca, nada, había merecido la pena... pero de ahí a reírse de aquello...
-Pero de ahí a llorar por ello -le dijo ella, horas más tarde, a un amigo deseoso de ser algo más.
-Claro, claro, mejor tomárselo a risa... -apostilló el amigo, que ignoraba que, con el tiempo, también lloraría. Y mucho. Aunque, de momento, apuraba su JB con el éxtasis del premonitorio triunfo nocturno.

martes, 12 de abril de 2011

Sobre los acantilados de mármol


Nadie recuerda la realidad, al menos yo no, o yo tampoco; he sido selectivo al macerar mis recuerdos y he edificado, casi, una mentira: como todo el mundo; una vida-mentira erigida sobre la realidad que, monolítica, resulta inasible, inadmisible y avergonzante; sobre los acantilados de mármol de mi vida: tan duros por ser tan falsos, puras piedras; sobre ellos: levanto la vista y soy consciente de que no existe ni recuerdo -manipulado- ni mañana -inaprensible-; soy sólo un hoy que se acuesta solitario, llorando, con la amarga certeza del mañana.

¿Siglas?


Realmente, creo, casi estoy seguro, sí, seguro, esas cosas no se olvidan: primero fue SC. Y después, ya vino OL. Y más tarde llegó otra O, en este caso junto a una P. Ummm: más adelante fue MG y TR e, incluso, CM. Entonces, apareció SA y casi enseguida AG y CM (pero diferente al CM anterior, es decir, otro CM). Luego... con el paso de los años llegó AV y también llegó BS y, al fin: MH. Siglas, todas ellas siglas, dos letras, dos espinas que ahora, como dos raspas, siglas como raspas de sardina, letras como dos espinas, se han encarnado y hieren y supuran y hierven y no son ya más que eso: las siglas, las reliquias de un dolor aguardentoso encarnado en la sangre.

jueves, 7 de abril de 2011

Todo este río es sólo arena


Todo este río es sólo arena. Tengo el recuerdo escrito sin aire. Todavía empuño rabioso esta seca antorcha. Trascendentalismo embriagado resiste en secreto ahogo.
Total: es realmente el silencio acabado.

miércoles, 6 de abril de 2011

Historia Universal de la Literatura (H.U.L)


Bernhard! Bernhard! Bernhard!

Las propiedades excitantes del lenguaje


En una batidora: un grueso volumen del Quijote (a ser posible la Segunda Parte); entero La insoportable levedad del ser (con un poco de comino para facilitar la digestión); unas hojas, tan sólo unas pocas páginas, de Bernhard (para dotar al brebaje de un toque de amargura); y un resumen conciso de una obra de Kafka (hay que proporcionar una especie de demi-glace como fondo de la bebida, sin abusar de la densidad).
Adornar con: unas gotas de sangre (de la misma arteria aorta si es posible).
Beber de golpe, de inmediato y experimentar, así, las propiedades excitantes del lenguaje.
Advertencia: posibles efectos secundarios: suicidio, tendencia al llanto, paro cardiaco, riesgo de escribir un best-seller de 800 páginas con aspiraciones de novela de calidad. Zafonismo/Cerquismo.
En casos mínimos (uno entre un millón): ¡puede generar analfabetismo!

Todo ocurre por algo


-Pero tenga usted en cuenta, caballero, que todo ocurre por algo -me dijo exhalando esas maléficas palabras junto con el humo de su purito.
-Sí, todo ocurre, sucede por algo, ciertamente, amigo -admití-: en mi caso todo ocurre para que yo sea más y más desgraciado.

Deseo de ser Bernhard


Quisiera ser Thomas Bernhard: escribir un puñado de magnificas novelas, cagarme en todo: y morirme pronto y tranquilo.

La conciencia del fracaso


Hoy te vi en otra persona, pero no eras tú, eras otra persona, por lo que podría decirse que, al no ser tú, al ser otra persona, realmente no te vi, sino que te imaginé: en la imaginación, en mi imaginación de ti radica la enormidad de mi fracaso.

Las Tres Gracias


En una barra americana: de un lado: Beatriz, Laura y Fiammetta. Del otro lado: yo: con mi Moleskine: escribo, o lo intento, un poema: "te estoy recordando en silencio ahogado". Beatriz: derrama cerveza sobre el poema. Laura: me arrebata la libreta. Fiammetta, al fondo, en la esquina de la barra: llora: sus lágrimas golpean los cubitos de hielo de su whisky: se derriten en el fondo del vaso del llanto.
Y bebo el vaso como un rápido veneno.

Teoría del individuo enamorado


Hoy, de nuevo, he leído tu horóscopo. Hoy, de nuevo, en tu horóscopo no me he reencontrado con tus ojos, con tus pestañas, ni con tu boca, ni con tu cuello, ni he escuchado tu voz... Hoy, de nuevo, he perdido el tiempo leyendo tu horóscopo.

El corazón arponeado


Saliste una tarde, cuando ya se ponía el sol, en tu barquito algo desvencijado (que todo hay que decirlo) -desvencijado por la soledad y el óxido-. Navegabas sin rumbo, hasta que te topaste con mi túmulo. Allí yacía yo, enterrado en mi cofre marino. Quizás pensaste en Celán, quizás. Yo, en mi enterramiento, no dejaba de recordar que bajo las tumbas de los poetas se oculta un corazón arponeado, el mío, sobre el que lanzaste tus dardos tan certeros como venenosos. Tan repletos de vida como rezumantes de muerte.
Requiescat In Pace.

lunes, 4 de abril de 2011

Raquis


Soy un inadaptado: un tullido cultural, un imbécil de museo, un idiota literario que se apoya en unas muletas librescas, en unas muletas narrativas de mierda.
Soy un hombre aislado: los viernes por la tarde deseo morir ante la negra perspectiva de un nuevo fin de semana.
Soy un descerebrado: mi masa encefálica reposa, como una nuez, sobre tu pecho, justo encima de donde late tu corazón... el bulbo raquídeo sube y baja al compás de tu respiración, estremecido, con cada latido, con cada suspiro, como un flan, como un triste y marrón flan encefálico.

Las grandes metáforas del amor


-Vete a la mierda -dijo ella.

Elemento artificial


soy un elemento artificial: soy un plástico del pasado, una lona que cubre la vergüenza para que macere

Premonitorio de horrores (Primera Parte)


Cada madrugada me levanto: me siento delante del ordenador: mientras windows 7 me saluda y se carga con su musiquilla: me preparo un café en mi Nespresso (suele ser el amargo y duro Arpegio): y me pongo a escribir en el documento de word en blanco: siempre a las cinco en punto.
Escribo de cinco a ocho: y construyo una vida: mi vida: lo que será mi vida ese día.
Porque desde hace años, hace años ya, hace años, todo lo que me sucede lo he puesto antes por escrito, levanto mi vida cuando me levanto, de cinco a ocho, escribo, lo pormenorizadamente que puedo, o quiero, o deseo,lo que va a suceder ese día...