viernes, 27 de abril de 2012

Soy la estatua de Federico Rubio

... porque soy la estatua de federico rubio en la noche de insomnio y cabrona: en el parque del oeste de madrid hay una estatua de un médico de principios de siglo, helada en la primavera oscurecida del recuerdo, su lateral y su frontal se hirieron con los balazos del frente de ciudad universitaria cuando eran tiempos de barbudos brigadistas sudorosos y en alpargatas, de moros falangistas que defendían la raza y de nieve de cristales en las aulas y pasillos abecedarios de filología... soy como esa estatua de federico rubio: soy un federico rubio de granito picado en la espalda por vosotras que me cruzasteis la piel con las escariaciones de vuestros nombres y por delante magullado y horadado de pequeñas fístulas por vosotras que me llagasteis con las caricias de unas manos insinceras que parecían remojadas en vitriolo... soy esa estatua: costrosa por la espalda y el pecho para ya no saber que dirección tomar, si hacia el pasado en una muerte de lepra o al viento inficionado del futuro en una agonía de carcomas mientras el taxi recorre la rapidez de la ciudad en la noche de insomnio y cabrona y me descascarillo sobre la tapicería en un reguero de blancas esperanzas ametralladas de blancas angustias de blancas asfixias de blancos desánimos como gruesas lonchas de pedazos de yeso

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