jueves, 18 de agosto de 2011

Samarkanda (un ejercicio)


El Arcángel San Gabriel cabalga a lomos de la Historia. Su paso remueve una polvareda en las calles de colmillo de cobra. Las sombras de antiguos funcionarios, burócratas de la Sagrada Puerta, se ocultan en los vanos de las casas, bajo techumbres de adobe, en el interior de los fuertes de barro.

Desde el suelo resquebrajado se elevan alaridos de verdugos, dolorosos gritos de víctimas que yacen en nichos de vergüenza, condenadas por firmanes que otrora rubricó un emir de mano temblorosa.

El Arcángel San Gabriel toca su trompeta de fuego y, frente a las ruinas del serrallo, las cenizas advierten: las ciudades se desangran en el gota a gota de sus fuentes.

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