pollo con chutney de mango en los platos y en la boca ese sabor
extrañamente agridulce que me recuerda a otro restaurante hindú de la
calle belén que se llamaba taj mahal y al que fui con A para degustar
nuestros fracasos y aunque en esa ocasión comimos cordero al curry en
salsa de coco era el mismo regusto raro que ahora me indica lo amargo y
lo seco que resulta tragarme ese bocado sazonado que es mi vida
amarillenta y desgastada mientras fumas frente a las raciones de chutney
y en la televisión casillas detiene un penalti mientras la gente se
vuelve loca de gritar y yo sí que me estoy volviendo loco al recordar a S
que ahora está en londres y seguramente comerá mejor chutney de mango
en algún restaurante indio de bayswater y casillas que detiene otro
penalti y el pollo reseco perfora mi garganta y los portugueses han sido
eliminados y el júbilo idiota estalla a nuestro alrededor entabacado y
yo soy todo el equipo fracasado de portugal y en algún lugar he escrito
sobre nuestra relación definida como mi particular guerra de las
naranjas pero es que ni eso ha sido y yo desde luego no soy el príncipe
de la paz y el chutney picante hace que las lágrimas se disimulen en mis
ojos y así un día más no tenga que darte explicaciones de por qué me
duele tanto y además no sé si lo entenderías mientras fumas y el humo
asciende al cielo en donde los fuegos artificiales celebran la
clasificación de españa y la derrota de portugal y yo soy portugal
porque yo soy la derrota y puedo ser un plato de pollo al chutney de
mango o un cenicero o cualquier cosa que tú manosees e incluso las
teclas de un cajero automático que una vez pulsaste pero lo que de
verdad soy es un platillo frío de derrota recubierto de salsa agridulce
de chutney de mango y con dos o tres colillas apagadas sobre él y la
ceniza recubriéndolo todo como con un manto desgraciado
y el castillo de fuegos arriba alrededor sobre nuestras cabezas y en
nuestras cabezas y en mi boca la amargura toda la amargura siempre la
amargura
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