cuando la segunda quincena de julio
me rompí de poeta
como se deshilacha una cuerda de guitarra
ignoraba lo que estaba haciendo
desde entonces miro como tú
a través de tus ojos
tan lejanos 
tras los cristales y
la escarcha
de un ferrocarril polaco
detenido en kutno
en la segunda quincena de julio
me hice el hara-kiri
con una espada de samurai 
empapada en tinta
sangré tu nombre en 
hemorragias de letras
para concluir
al borde de la herida
que ahora ya miro como tú
miro como tú
miro como tú
y así puedo olvidarme 
de suicidios 
muertes
y manicomios
porque mis versos 
de palabras aceitosas 
sobre nosotros
son como los cuervos oscurecidos
por el bosque
revolotean en sombras
y al final se posan
sobre el cadáver 
huérfano de textos 
hastiado de médicos
de robert
walser en la nieve



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