viernes, 4 de noviembre de 2011

Lunario Sentimental


Cariño: ¿cómo siguen las cosas en tu pequeño mundo?

Esta mañana, aquí encerrado, escuché la canción de Van Morrison, Carrying a Torch, la que me salvó en ese mes de agosto pasado, después de que volviéramos de la playa. Allí, justo al borde, con el agua en los pies, veíamos todas las noches ponerse la luna por detrás de la escollera. En cierto modo era como el Lunario Sentimental de Lugones... después, unos pocos días después, herido de muerte, atrincherado en mi piso, con el pánico de que cualquier cosa pudiera penetrar por la puerta, asediado en el horror de no tenerte, apareció Van Morrison con Carrying a Torch y me hizo verlo claro: llevo un antorcha por ti. Y también por ellas, por ellas dos, por las dos anteriores, una antorcha que porto siempre encendida... era algo que me gustaba creer, que me reconfortaba. Hasta que he descubierto que por ti ya no la llevo.

Un día de septiembre me levanté del sillón. Empuñé la antorcha, tu antorcha, y descubrí que era un frío tizón, sucio, que pintaba de negro las paredes de mi vida.

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