viernes, 18 de noviembre de 2011

Arrasado


Todo lo de hermoso que había en mi vida te lo llevaste en el pelo, en los ojos, en las palmas de las manos, entre los labios y entre los pechos: en tu respiración. También en la punta de los dedos de tus pies: y en los talones. Y en ambas nalgas. Y arrastrado por tus caderas.

Todo lo de hermoso que hubo, una vez, en mi vida, lo arrasaste con un furioso movimiento de tu lengua, prendido en cada uno de tus dientes, borrado con los párpados, esos que entrecerrabas cuando recostabas tu cabeza sobre mi hombro y yo soñaba con un mundo mejor y contigo y tú: con cualquier otra maldita cosa.

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