jueves, 9 de diciembre de 2010

El Abismo


Desde el borde de las páginas me precipito, un abismo, al borde de mi memoria. Desde el borde de mi memoria recuerdo las palabras pronunciadas sobre cómo merecerlo, sobre cómo obtenerlo, cómo conseguirlo, disfrutarlo... Son palabras, palabras, palabras... mentiras shakesperianas que se articularon como en una fantasía, cuando el mundo parecía detenerse y yo estaba tan cerca. La verdad, yo hice por merecerlo, pero no lo merecí. Y ahora, desde el abismo, soy un Silva que se desgarra de un disparo el corazón, un Potocki que lima y lima su bala de plata (especialmente acuñada para el suicidio) y con cada limadura acorta el tiempo que le conduce al abismo.
Sí, había que merecerlo, y yo no lo merecía. Esa fue la mentira de mi vida.
"Mi novela es el acantilado del que estoy suspendido, y no se nada de lo que sucede en el mundo", dijo Flaubert. La cita la anotó Kafka en sus diarios. La vida es mi novela, y mi novela se abisma en el acantilado de las mentiras, de las promesas pronunciadas sin su carcasa de verdad. Del desengaño y del dolor.
Ahora lo contemplo todo desde el abismo de mis páginas y entiendo aún menos por qué no me lo merecí.

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