jueves, 28 de octubre de 2010

Chico de la pipa (de maíz)


Ayer me enteré, chico de la pipa,de que ya no estás. A menudo te solía ver fumar en la puerta del Edificio E,al caer la tarde, mientras aguardabas a una de tus clases de literatura, los sueños de Shakespeare y Cervantes escritos en el humo de tu pipa. Tranquilo, sin meterte con nadie,la pipa entre los dientes con esa calma -la entiendo ahora- de los vencidos, de quienes no tienen ya nada que perder porque lo han extraviado todo...
Solía verte, chico de la pipa, allí sentado sobre el cemento, fuma que te fuma, con algún café también, hundido en tu pozo de penuria, en tu fondo de negros posos, en la turba de tu desgracia.
Encendías, a ratos, la pipa, pero esa llama, la llama del mechero, apenas sí podía alumbrar tu corazón apagado, apagado y sin rescoldo porque, chico de la pipa, tú sabías que nadie era capaz de quererte, pero eso no te eximía de tu derecho a enamorarte.
Chico de la pipa, ayer me enteré de que te dejaste ir por el sumidero de la sangre, las cuchillas y los recuerdos tan duros, en un apartamento sucio y desolado te abandonaste a la muerte como una forma de resistir a la vida.
Chico de la pipa de maíz, la gente pasaba a tu lado y te miraban de reojo. No sabían que hoy ya no estarías allí, fuma que te fuma. Sufre que te sufre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario