domingo, 24 de octubre de 2010

En la estación de las horas


RODEADO DE TANTOS ESTÚPIDOS
en la estación de las horas,espero a que parta un tren, entre tanta y tanta gente que no tiene nada que hacer, ni nada que decir, solo en medio de esta multitud, cuando los sentimientos arrecian fuerte y el aguacero de trenes azota el panel informativo, cuando los sentimientos arrecian tan fuerte, vivo en peligro, vuelve a ser lo mismo, lo de siempre, no veo el final al final, el tiempo pasa, el horario del tren se acerca, en el mar de dudas y gente me pregunto como afrontaré esta nueva etapa, ¿a donde voy?, ese momento maldito, esa ocasión de rehacerme entre la inmundicia, ave Fénix de basurero, esta oportunidad, tal vez ya perdida de antemano, esta nueva sensación tan desagradable como otras veces, tan devastadora como siempre, tan animal, el momento de sustituir en mi corazón un recuerdo por otro recuerdo congelado, el momento de quemar toda la desesperación amontonada y gritar -tan solo- en esta abarrotada estación de las horas, los recuerdos se acumulan con odio, la megafonía brama y el panel da vueltas, el odio se amontona tras de mí, con ganas de herir, los ríos de gente y las mareas desesperadas, los mares del dolor, de la ignorancia, del desprecio, todo continúa igual que siempre: los sentimientos se carcomen, aquí, en la estación de las horas, los raíles nunca se juntan, la espera en una estación, la soledad del viajero, la incomprensión, la gota que colmó el vaso, cuando se extinga la eternidad... soy un espíritu del odio, un ángel caído, una condena, hasta ese punto me he destruido, anegadas, siempre, una y otra vez -una y otra vez, así hasta el infinito-, todas mis esperanzas de sobrevivir, de mejorarme, de prosperar, de avanzar, es duro, es difícil vivir mientras desespero en esta estación donde espero y espero que mi tren aleje mi obsesión, me debato en una lucha perdida, pero seguiré en el intento, por mucho que cueste, seguiré aquí, en la estación de las horas, donde ahora intento olvidar, en la estación de las horas intento olvidar, olvidar, lo intento, intento olvidar... pensar y recordar, así se mata bien la espera en una estación, y lamentarme, esto no hace transcurrir veloces ni los segundos, todo se hace eterno y a la par inútil, a la par extremadamente difícil y doloroso, sobre todo doloroso, eso por encima de todo, ya perdí mi cercanías, lo perdí, tomé el largo recorrido del dolor, sé que estoy solo, eso ya es mucho saber, demasiado, un saber enciclopédico, quiero que vengas conmigo en cada viaje que voy a realizar en solitario, colgada del tope de mi memoria, aunque tan sólo dure, transcurra, un interminable segundo de travesía, un segundo es eterno, miro, busco a mi lado, es lo mismo de siempre, como siempre, igual, igual, en la estación de las horas, solo, igual que siempre, igual que siempre.

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