*Este artículo apareció originalmente en achtungmag.com:
http://www.achtungmag.com/paul-weller-espana-repasamos-carrera-solitario/
Con
motivo de los próximos conciertos en España
de Paul Weller, Achtungmag está ofreciendo a sus
lectores una serie de especiales sobre el músico de Woking. En esta ocasión vamos a repasar su abundante y luminosa
carrera en solitario.
La
senda de Paul Weller como solista,
después de haber comandado dos grupos tan importantes como The Jam y The Style Council,
arroja un saldo de 13 discos en
estudio —cuatro de ellos número uno
en Gran Bretaña—, además de cuatro
directos, otras cuatro recopilaciones y numerosos EPs. Esta exitosa etapa,
todavía sin cerrar, se podría dividir en tres
partes claramente delimitadas.
1-Primera fase: del Paul Weller
Movement a Stanley Road (1992-1995)
Después
de disolver The Style Council los
intereses musicales de Paul Weller
avanzaban en una dirección nueva. Sus composiciones se cargaron de elementos jazzísticos, alumbrando un primer disco con profundos toques de Acid Jazz y en el que mucho tenía que
decir la producción de Brendan Lynch.
Este debut está atravesado por el espíritu musical de Curtis Mayfield —no en vano, su tema Move On Up siempre ha sido un referente en las actuaciones en
directo—, junto a una exploración de las raíces musicales de Weller, ese Rythm´n´Blues de los años 60.
Para
llevar a cabo su ópera prima en solitario —1992— Weller eligió una compañía de
prestigio, Go! Discs, que había
grabado con algunos artistas afines, tales como Billy Bragg. Pero primero, el músico británico había lanzado en su
propio sello, Freedom High, lo que
sería un adelanto del disco bajo el nombre de The Paul Weller Movement. El single Into Tomorrow, muy bien recibido por crítica y público, le llevó a
concretar su trabajo, titulado simplemente con su nombre: Paul Weller.
Para
este disco se rodeó de la parte más brillante de The Style Council: el batería Steve
White, una pequeña colaboración del teclista Mick Talbot, los coros de D.
C. Lee y Camille Hinds; así como
la participación del Dr. Robert —de The Blow Monkeys—.
Sin
duda, este primer disco en solitario es uno de sus grandes trabajos, que deja
canciones inolvidables como Bull Rush,
It Didn´t Mean To Hurt You, Above The Clouds, Bitternes Rising… Un inconmensurable conjunto de joyas para una
propuesta a modo de bisagra, de transición entre la etapa de Style Council y la carrera como solista.
Wild
Wood, de 1993,
nos muestra a un músico desatado en sus composiciones. Si el debut era bueno,
ahora firmará una joya moderna, eléctrica, que bebe de las fuentes del rock
clásico de grupos como Traffic y
marcará la definitiva madurez de la nueva etapa.
Aunque
repite gran parte del personal de su anterior disco, incluida la producción de Lynch, entre los músicos aparece el
guitarrista Steve Cradock —de Ocean Colour Scene— que se convertirá
en uno de sus más fieles escuderos y tendrá gran parte de mérito en comprender
e interpretar el sonido guitarrero hacia el que Weller va derivando.
Es
este Wild
Wood un disco repleto de canciones redondas, algunas hasta el límite
del lirismo, como la que da nombre al álbum, toda una reivindicación de la
potencia y solvencia del autor como compositor. A ella, habría que añadir la
demoledora Sunflower, Can You Heal Us (Holy Man), All The Pictures On The Wall, The Weaver…, para otra colección de
temas impagable.
Y
en 1995, Paul Weller construirá la que pasa por ser su mayor obra maestra en
solitario: Stanley Road. Antes, había aparecido un interesante directo, Live
Wood, con canciones grabadas durante la gira de los dos primeros
discos. El título del disco Stanley Road está tomado de la calle
de Woking en donde Weller pasó su infancia y, en ese
sentido, emana una melancolía rockera. La sensibilidad en las composiciones
está a flor de piel, como queda demostrado en You Do Something To Me, una de las baladas más importantes que se
hayan compuesto en los últimos años.
Pero
Stanley
Road es mucho más que todo eso: es un trabajo de inspiración
sobresaliente con líneas de guitarra producto de la improvisación genial (Cradock, de nuevo, aporta mucho a la
personalidad del disco), junto a canciones delicadas que consiguen un balance
deslumbrante. Así lo entendió el público, que llevó al disco hasta un cuádruple platino en ventas. Los
clásicos se amontonan: Out Of The Sinking,
Porcelain Gods, The Changing Man, Time Passes,
Pink On White Walls, Wings Of Speed…
2-Segunda etapa: los años de la
consolidación en solitario (1997-2005)
Heavy
Soul, de 1997,
era un disco difícil de realizar después haber cosechado un éxito tan grande
con Stanley
Road. Su título ya nos da una información definitiva de lo que podemos
encontrarnos. Se trata de la primera vuelta de tuerca importante en el sonido
del artista, que abraza unas composiciones mucho más crudas, con una producción
más simple en la que prima un sonido más pesado, con canciones que se deslizan
entre la furia —Peacock Suite o Heavy Soul— y el rock delicado —I Should Have Been There To Inspire You o Friday Street—. Es el primer disco de Weller publicado con Island Records.
En
el año 2000 alumbra Heliocenric,
trabajo de mayor carácter psicodélico,
y de sonido mucho más complicado que los álbumes anteriores. El rock desnudo y
rabioso de Heavy Soul se viste, ahora, con tonos folks y acústicos, creando una atmósfera introspectiva. Un
buen ejemplo de esto son Here´s The
Keeper, Frightened y The Love-Less. Y en el año 2002, después de un directo acústico —Days
Of Speed— en el que Weller
interpreta sus éxitos tan sólo con una guitarra, aparece Illumination, segundo número uno en las listas de
álbumes tras el éxito de Stanley Road.
Es
Illumination
un cierto renacimiento creativo que marca algunas diferencias con los discos
anteriores. Avanza en el sonido incorporando algunas soluciones musicales
sorprendentes; Weller empieza a
tomar riesgos muy serios, esos que lo llevarán, mucho más adelante, a firmar
discos como Saturns Pattern que, sin este Illumination, no habría
sido posible. Para el catálogo de los grandes hallazgos queda It´s Written In The Stars. Y emboscadas
en el disco, algunas colaboraciones de lujo, como Noel Gallagher de Oasis
o Kelly Jones, de Stereophonics.
La
apuesta que cierra esta segunda etapa es As Is Now, del año 2005. Antes, Weller ha sacado un curioso recopilatorio titulado Under
The Influence, en donde selecciona las canciones de los artistas que,
evidentemente, lo han conformado como músico: temas de Bob Marley, Tom Waits, Ray Davies de The Kinks, Curtys Mayfield,
Marvin Gaye, incluso Coltrane, para un disco en donde Weller tan solo actúa como recopilador. Será en el impecable Studio 150, a
continuación, en donde se atreverá a realizar versiones de grandes clásicos.
Mención aparte merece su All Along The
Watchtower de Dylan.
En As Is Now, una vez abandonado el sello Island, y de regreso a los sellos de música independientes, Paul Weller da rienda suelta al sonido que ha sido su marca de estilo, rozando en algunos momentos el espíritu de The Jam. Come On/Let´s Go y Here´s The Good News aportan un espíritu joven y optimista, como si el músico hubiera vuelto a mudar de piel. Para el recuerdo, From The Floorboards Up.
3-Tercera etapa: del sueño a la
revolución amable (2008-2017)
Después
de un nuevo directo, Catch Flame!, en 2008 aparece 22 Dreams, que entra en el
número uno de las listas. Lo primero
que sorprende de este disco es que, después de 30 años de carrera, Weller no
poseía en su haber ningún disco doble,
y 22
Dreams lo es. Un torrente de creatividad compositiva para un trabajo
con recovecos sorprendentes, un álbum para extraviarse en su interior, reposado
pero sin perder sus golpes de rabia, y con algunas composiciones magníficas,
como All I Wanna Do (Is Be With You),
Have You Made Up Your Mind o Sea Spray. Noel Gallagher repite como invitado, junto a Robert Wyatt y Graham Coxon
de Blur.
Para
la siguiente entrega, Wake Up The Nation —de 2010—, Weller apuesta por un grupo de canciones cortas, la mayoría apenas
sobrepasan los dos minutos, y de estribillos contundentes. Una de las más
notables es Fast Car/Slow Traffic, en
una sorprendente colaboración con Bruce
Foxton, bajista de The Jam, que
parece cerrar algunas brechas abiertas desde hacía años. Kevin Shields, cantante y guitarrista de My Bloody Valentine, y el batería de la ELO, Beverley Bevan, son
algunos de los invitados para un disco con músculo, visceral.
Una
nueva entrega en directo, Find The Torch, Burn The Plans, dará
paso a Sonik Kicks, muy en la línea del anterior trabajo en estudio.
Si juntamos los títulos de ambos discos, descubrimos cual es el interés de
Weller en estos momentos: Despertar a la
nación con patadas sonoras. La música debe remover el espíritu, agitar, y Sonik
Kicks es una buena muestra de eso: un disco enfebrecido y ruidoso que
significó el cuarto número uno en
las listas británicas de álbumes. When
Your Garden´s Overgrown es una de las mejores canciones del disco.
En
2015 llegó Saturns Pattern, la duodécima entrega de la carrera en
solitario de Weller. Auspiciado por
la firma en el sello discográfico Parlophone,
el resultado musical es buenísimo. Se trata de una actualización —o mejor de
una reactualización, dado que Weller está continuamente reinventándose— de
todas sus influencias. El inicio del disco es realmente notable, con la garra
desencadenada de White Sky, una
canción en donde encontramos ciertos recuerdos a Lenny Kravitz, seguido de Saturns
Patttern para mostrarnos a un Weller en estado de gracia. Y el ejemplo
mayúsculo de todo ello es I´m Where I
Should Be.
2017
está siendo un año mágico para The
Modfather: ha terminado su primera banda sonora, la de la película
británica Jawbone, rubricada con una de las mejores que haya compuesto en
su historia: The Ballad Of Jimmy McCabbe.
Y a ello hay que añadir la publicación de su decimotercer trabajo en solitario: A Kind Revolution, que
viene a hermanar, temáticamente, con Wake Up The Nation y
Sonik Kicks, pero de una forma más amable,
contenida, como si la proximidad de su 60
cumpleaños le hiciera ver las cosas de una manera más calmada, reposada, para
después destaparse con la energía de un chaval. Así es A Kind Revolution. Robert
Wyatt y Boy George —en el dueto One Tear— como colaboradores de lujo. Y
un puñado de canciones enormes. A destacar Woo
Sé Mama, Long Road y Satellite Kid.
Esta
última entrega musical es un nuevo paso en la prolongada carrera de Paul Weller. Repleto de energía, se
acaba de embarcar en una gira que lo llevará a todos los rincones de Europa,
Estados Unidos, Canadá y Japón, como parte de un espíritu de trabajo y mejora
continua, que se refleja, sin lugar a dudas, en una discografía excepcional que
es como un museo británico de la música.
Disfrutad de un lista de Paul Weller que he creado en Spotify:
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