*Esta reseña apareció en el sitio achtungmag.com:
http://www.achtungmag.com/roger-hodgson-las-aventuras-del-super-vagabundo-jardin-botanico/
Roger Hodgson: las aventuras del
Super Vagabundo en el Jardín Botánico
Roger Hodgson,
el que fuera líder de la banda Supertramp
en los años setenta y a principios de los ochenta, el Super Vagabundo, se enfrentó con éxito a una de sus misiones
musicales en España. El lugar elegido fue el recinto del Jardín Botánico de Alfonso XIII en Madrid, dentro del Festival
de Las Noches del Botánico. Durante algo más de dos horas realizó un
nostálgico recorrido por los grandes éxitos de Supertramp, sin olvidarse de los mejores temas pertenecientes a su
carrera en solitario.
1-Empieza la aventura: ¿Crisis, qué
crisis?
El
Super Vagabundo demostró, ya con la
apertura del concierto, esa magnífica Take
The Long Way Home (primera de las canciones que interpretó del magistral Breakfast In América) que los superpoderes musicales que atesora
continúan a plena potencia. Una voz aguda con ciertos matices tersos, unos
dedos rápidos e inspirados sobre los teclados y, por encima de todo, unas
composiciones sólidas como la roca. Canciones que han soportado el paso del
tiempo como en el interior de un barril de cedro americano. Que han madurado,
ganado en cuerpo y sabor, y que ahora descubren, en todo su relieve, una
colorida sinfonía.
En
su primera alocución al público manifestó sus intenciones, el objeto de su
lucha sobre el escenario. Estamos inmersos en un tiempo de crisis y problemas, nos dijo, pero en las siguientes dos horas de concierto pensaba hacernos
apartar esas angustias de nuestros corazones y derrotar, así, a nuestras crisis
personales. Solo le faltó preguntarse —como hacía con Supertamp en 1975, con el álbum Crises,
What Crises?— dónde estaba la crisis, porque pensaba acabar con ella
después de que uno se permitiera dejarse curar por el ensalmo de su música.
Pero
ningún Super Héroe que se precie se
presenta en su batalla contra las fuerzas de la crisis y de los malos tiempos
sin un equipo, toda una Liga Fantástica.
Así, los 4 Fantásticos que ayudaban
a Roger Hodgson en la titánica tarea
eran: Kevin Adamson en los teclados,
con los poderes de sus múltiples brazos que se ocupaban del piano o de los
sintetizadores; Aaron MacDonald y su
soplido musical, desarrollado en impecables solos de saxofón, clarinete o harmónica;
David J. Carmenter y sus dedos
percusivos al bajo y, por último, la defensa del escuadrón, a la batería, Bryan Head, levantando un muro de
sonido con sus tambores ejecutados con sencillez y estilo.
El
Super Vagabundo lanzó sus primeros
ataques demoledores contra la crisis utilizando uno de los pesos pesados del
repertorio, la canción School, del
disco Crime Of The Century, de 1974.
Esa voz aflautada, aniñada, era el mejor remedio para combatir todos los males,
y si se unía a los míticos toques de harmónica, no cabía duda de los estragos
que haría en el público. Desde esta segunda canción la audiencia ya estaba
rendida a Hodgson.
2. Episodio dos: el amor viene al
rescate y nos hace despertar
Pero
las armas del Super Vagabundo eran
muchas, todo un arsenal de composiciones delicadas, con sus toques de
complejidad, muy bien arropadas por la banda, siempre en un tono perfecto,
rellenando los huecos que dejaba Roger
Hodgson. Alternadas con algunas canciones de su carrera en solitario, el
músico de Portsmouth atacó Breakfast In
America, Hide In Your Shell —resultó
especialmente agradable toparnos con esta canción que nos abrazó como si un
viejo amigo viniera a nuestro encuentro— y The
Logical Song. Si el monstruo de la crisis y los problemas aún se mantenía
en pie, con este último tema hincó la rodilla en el suelo. Las canciones de los
discos Crime Of The Century y Breakfast In America resultaban letales,
perfectas para combatir estos malos tiempos de tribulaciones.
Tras
el momento álgido de The Logical Song,
el Super Vagabundo inició una
aproximación intimista e introspectiva hacia el amor, el otro vehículo necesario para obtener una completa
victoria. Concatenó dos composiciones muy líricas, Teach Me To Love Again y Lord
Is It Mine. El primer tema presentaba una peculiaridad: nadie podía haberlo
escuchado antes porque no estaba todavía grabado. Era una primicia absoluta. La delicadeza de la canción resultó perfecta
para acometer Lord Is It Mine, una de
las composiciones de Supertramp más tiernas,
y también, en cierto modo, una especie de oración por la conexión de todas las almas.
El amor, ese leguaje universal.
Y
ese amor, también debe manifestarse
con los animales, en cierto modo se
planteaba una metáfora sobre nuestro
interior salvaje y ahora domesticado por los problemas, los miedos y las
obligaciones. Roger Hodgson formuló
la disyuntiva al público: de ser todos nosotros animales salvajes y caer
prisioneros… ¿Preferiríamos la muerte antes de acabar en un zoo? Entonces, nadie pudo resistirse a
pensar si su vida se estaba desarrollando en un zoo, atrapados en una celda, condenados por rutinas y angustias,
mientras los acordes de la balada Death
And Zoo iban creciendo hasta desbordar el escenario con los barritos de los
elefantes y los sonidos de la jungla.
Y
como si fuera un discurso escrito a propósito de esa forma, tras la reflexión y
toma de conciencia de la cárcel en
la que nos hemos dejado internar, sonó The
Awakening, otra primicia todavía sin
grabar: era el momento de despertarnos, tomar las riendas, pasar a la
acción.
3. Capítulo final: La victoria del
Super Vagabundo y sus 4 Fantásticos
Fue
Had A Dream el momento más poderoso
de concierto. La canción, perteneciente al primer disco en solitario de Hodgson, In The Eye Of The Storm, de 1984, sonó contundente en los
instrumentos de la banda, y fue cuando más se alejaron del art-rock que caracteriza al músico, para aproximarse simplemente al
rock. Una oleada que conduciría
hacia el final del espectáculo, que se cerró con un trío de canciones que
golpearon directamente en el corazón del monstruo de la crisis, lo hicieron
tambalearse y, finalmente, caer desplomado como lo hace King Kong sobre el pavimento en cada una de sus películas. El Super Vagabundo había vencido, junto a
sus 4 Fantásticos, en el Jardín Botánico.
Y
esa tanda primorosa de canciones
comenzó con Child Of Vision, de Breakfast In America, con su poderoso
juego de voces y sus toques sinfónicos. Siguió con Dreamer y el retorno a la infancia de muchos de los presentes, al
tiempo de las ilusiones, que se mezclaba con los recuerdos de la adolescencia,
cuando esta canción tiñó las vidas de muchos de nosotros: a golpe de
sintetizadores.
Y
para terminar: Fool´s Overture. El
público entregado a la interpretación de uno de los temas que más acercó a Supertramp al rock sinfónico, de ese inspiradísimo Even In The Quietest Moments de 1977. Una larga suite repleta de
detalles musicales, con la que muchos retornaron a sus tiempos más felices,
cuando parecía que se iban a comer el mundo…
Roger Hodgson
todavía pudo volver para ejecutar los dos
bises finales: Give A Little Bit y It´s Raining
Again, ante el delirio de los presentes. La cercanía del cantante había sido
total, entregado a su audiencia española desde el inicio, mostrándose muy
cercano y siempre con ganas de agradar. Al fin y al cabo, un Super Héroe se debe a su público,
pensé, pero entonces recordé algo que me advirtió que este talante positivo y optimista siempre ha sido una marca de estilo en Roger Hodgson.
Mientras
hacía las delicias de la gente con su interpretación de Give A Little Bit —también de Even
In The Quietest Moments—, vino a mi cabeza un programa de televisión.
Corría el año 1985 y Hodgson se
encontraba realizando la gira promocional de televisiones con motivo de su
primer disco en solitario. En el casi siempre infame programa Tocata, interpretó Had A Dream y In Jeopardi,
en el consabido playback de la época, para después de contestar a unas
preguntas con gran amabilidad, marcarse en directo y de forma totalmente
inesperada, guitarra en mano y repleto de entusiasmo, un Give A Little Bit que debería ser historia de los Archivos de la
televisión pública. Resulta que, por entonces, este Super Héroe ya estaba luchando contra los fantasmas.
4. Epílogo: Y la felicidad vuelve a
llover sobre nuestras cabezas
Y
llegó, entonces, It´s Raining Again.
Realmente, el Super Vagabundo y su
equipo hacía rato que habían derrotado a la crisis y a sus problemas. Le habían
pateado el trasero, mandándola muy lejos de allí. Puede que a esas horas ya
volara sobre el Manzanares, o mucho
más allá, mientras el público, a coro, vociferaba ese conjuro que es la letra
de It´s Raining Again.
Y
resultaba curioso que una canción de un disco crepuscular, ese Famous Last Words de 1982, que terminó
con Hodgson abandonando el grupo,
fuera uno de los mayores hits de la historia de Supertramp. Pero es que las obras maestras se sobreponen a todo
tipo de problemas, ya sean desencuentros, discusiones o enfados. Igual que la
música de Roger Hodgson, el Super Vagabundo, campeó triunfal sobre
un país oscurecido por los problemas y fue capaz de arrancar el carbón de la
angustia de los corazones para, durante dos horas elegantes, verter sobre
nosotros las notas de una curación prodigiosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario