*Esta columna apareció en el sitio achtungmag.com:
http://www.achtungmag.com/esperanza-mas-alla-del-hashtag/
La
estupidez, la imbecilidad, la violencia verbal y la porquería que flota en las redes sociales se hace cada vez más
insoportable. No es de extrañar que mucha gente se borre de ellas, que abandone
estos lugares en donde parece que ya sólo queda espacio para el insulto, el mal
gusto, la frivolidad, la chocarrería gruesa y la chulería de aquellos que se
amparan en el anonimato cibernético, junto con la exhibición de unos
comportamientos cada vez más anodinos e irrelevantes. Sin embargo, algunos
sucesos que he podido compartir esta semana en Instagram me demuestran que hay vida más allá de la masturbación
del ego, y que se pueden llegar a conseguir cosas realmente importantes.
Mi
presencia en las redes sociales se
limita, desde hace muchísimo tiempo, a lo meramente literario. Quiero decir,
con ello, que mis perfiles se centran en hablar de literatura, en la promoción
mis lecturas de los libros, compartiendo impresiones, recomendaciones y críticas.
Desde hace poco, he ido derivando del Facebook
a Instagram, y esta última red
social se ha mostrado como un vehículo perfecto para mis intereses bibliófilos.
Algunos
que me lean seguro que se extrañan y ponen en duda que un lugar que alberga la
insoportable levedad de las Dulceida
o las Kardashian, pueda articular
una sola palabra inteligente sobre libros o literatura. Pues así es, he
descubierto —también con gran asombro por mi parte— que además de famosos que
informan hasta el agotamiento del acto más microscópico de su vida, o de It Girls (todavía no sé muy bien lo qué
es eso) empachadas de productos publicitarios, se ha fraguado un circulo de
gente que se dedica a compartir lo que lee, a comentarlo y a discutirlo.
Indudablemente,
la fuerza de estos sitios sociales para llevar a cabo una comunidad unida por
cualquier interés es mayúscula, y por ello los amigos de los libros han
funcionado tan bien en Instagram.
Multitud de perfiles de personas que se auto denominan como frikis de los
libros, tsundokianos, o instabookers —nada que ver con los booktubers de Youtube— comparten a diario las impresiones sobre la última novela
leída o recomiendan lecturas. Fantástico.
Entre
esta legión de personas atentas a las cubiertas de los libros, a los párrafos
de una novela, a una cita interesante espigada de la sabiduría de un autor, se
encuentras algunas que hacen de su pasión por la literatura un ejercicio de generosidad y solidaridad.
Y siguen apareciendo en esta columna palabras que parecen realmente imposibles
de encadenar a Instagram o Facebook, pero que son una realidad.
Este
es el caso de una mujer valenciana que
se hace llamar Sra. Bibliotecaria (y
siempre remarca que no es bibliotecaria). Su pasión por la lectura, por los
libros, la han llevado a conformar una enorme legión de seguidores que
agradecen sus recomendaciones, sus reseñas, y la generosidad con la que
comparte sus descubrimientos literarios. Sin embargo, esta semana su fervor por
los libros y por ayudar a los demás, ha alcanzado un nivel superior.
Porque
la Sra. Bibliotecaria ha puesto en
marcha en Instagram una puja solidaria de lotes de libros cuya recaudación íntegra se destinará a la investigación de remedios para la Fibrosis Quística. Y si esta iniciativa
en Instagram no fuera ya de por sí
llamativa, hay que añadir un par de situaciones asombrosas: la enorme respuesta solidaria de sus seguidores y
que los libros subastados pertenecen a la propia colección de la Sra. Bibliotecaria, volúmenes por los
que ella se ha gastado el dinero y que, ahora, cede desinteresadamente para
servir esta buena causa.
Cualquier
tsundokiano que se precie sabe muy
bien lo que significa deshacerse de un libro de la colección; pues bien, esta
mujer se despoja de una tonelada de volúmenes que organiza en lotes y, para
colmo, está dispuesta a correr con los gastos postales de los envíos. El dinero
recaudado se ingresará en una cuenta creada ad
hoc, que se cerrará una vez terminada la puja, y será entregado en mano en
la Asociación de Fibrosis Quística de
Valencia. Todo debidamente acreditado y documentado. Para que no haya lugar
al más mínimo resquicio a la duda aunque, por si fuera necesario decirlo (que
no lo es), yo pongo mi mano en el fuego
por esta mujer.
He
querido colaborar con este monumental esfuerzo llevado a cabo por la Sra. Bibliotecaria no solo escribiendo
esta columna en Achtung!, sino
también contribuyendo con la cesión de todos los ejemplares que sean necesarios
de una novela mía, El vaso canope, debidamente dedicada para la ocasión y que
pondremos en algunos lotes, o de alguna forma que ya concretaremos.
La
fibrosis quística es una enfermedad genética
hereditaria que afecta a los pulmones,
pero que también puede interesar al páncreas o al hígado; se produce por la mutación de un gen y a día de hoy no
parece tener cura, pero la mejora en los tratamientos ha podido elevar la
esperanza de vida de los pacientes. Se calcula que en España hay, al menos, 3.000 afectados,
y el trasplante pulmonar es una solución para los casos muy avanzados, aunque
con todas las reservas que conlleva una intervención tan delicada.
El
principal problema que se presenta a la hora de investigar curas para esta
enfermedad es que existen más de 1.900
mutaciones distintas lo que provoca que, a la hora de tratarla, los
fármacos no sirven para todos los pacientes. Por ello, es tan importante
invertir en investigación para esta enfermedad en concreto, y este es el motivo
por el cual la Sra. Bibliotecaria en
Instagram haya propuesto que el
dinero de la puja solidaria vaya
dirigido a ese campo. Lo recaudado se añadirá a la becas que reciben los
investigadores de la FQ.
Así
que ya estáis informados y avisados. Seguid a la Sra. Bibliotecaria en
Instagram, que ya ha lanzado los primeros 11 lotes, que presentan una variedad enorme de autores y géneros
porque lo que caracteriza a esta tsundokiana
es su enorme voracidad lectora, algo que la ha llevado a leer casi de todo.
Así, hay un jugoso lote con dos libros del Premio
Nobel japonés Yasunari Kawabata
—Kioto
y Lo bello y lo triste—, junto a un pack de novela negra o a libros de editoriales prestigiosas y con carisma,
del estilo de Impedimenta, El Asteroide, Salamandra —El cuento de la criada, de Margaret Atwood, por ejemplo—, novelas
de puro entretenimiento —Ken Follet—,
novelas de género negro o Best Sellers variados. Y estos primeros
lotes tan solo son el principio. Estad bien atentos a la cuenta de la Sra. Bibliotecaria porque irá
publicando nuevos lotes para la subasta.
Esta
iniciativa viene a demostrar un par de cosas: que existe vida inteligente en
las redes sociales, a menudo tan
demonizadas aunque las sigan millones de personas en todo el mundo, y que siempre
se puede colaborar, ayudar y ser solidario a pesar de carecer de medios o
dinero: basta con tener voluntad y ganas de hacerlo. En este sentido, la Sra. Bibliotecaria nos ha dado una
pequeña lección al respecto y, además, ha venido a ratificar algo de lo que yo
siempre he estado convencido: que la
pluma que hizo posible estos libros, que se convertirán en dinero para
investigaciones médicas, siempre ha sido infinitamente más poderosa que cualquier espada.
Y
esto es algo que conviene recordarlo
y tenerlo muy presente en estos tiempos de grandes tribulaciones que corren.
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