lunes, 18 de septiembre de 2017

Esperanza más allá del Hashtag


*Esta columna apareció en el sitio achtungmag.com:

http://www.achtungmag.com/esperanza-mas-alla-del-hashtag/


La estupidez, la imbecilidad, la violencia verbal y la porquería que flota en las redes sociales se hace cada vez más insoportable. No es de extrañar que mucha gente se borre de ellas, que abandone estos lugares en donde parece que ya sólo queda espacio para el insulto, el mal gusto, la frivolidad, la chocarrería gruesa y la chulería de aquellos que se amparan en el anonimato cibernético, junto con la exhibición de unos comportamientos cada vez más anodinos e irrelevantes. Sin embargo, algunos sucesos que he podido compartir esta semana en Instagram me demuestran que hay vida más allá de la masturbación del ego, y que se pueden llegar a conseguir cosas realmente importantes.

Mi presencia en las redes sociales se limita, desde hace muchísimo tiempo, a lo meramente literario. Quiero decir, con ello, que mis perfiles se centran en hablar de literatura, en la promoción mis lecturas de los libros, compartiendo impresiones, recomendaciones y críticas. Desde hace poco, he ido derivando del Facebook a Instagram, y esta última red social se ha mostrado como un vehículo perfecto para mis intereses bibliófilos.

Algunos que me lean seguro que se extrañan y ponen en duda que un lugar que alberga la insoportable levedad de las Dulceida o las Kardashian, pueda articular una sola palabra inteligente sobre libros o literatura. Pues así es, he descubierto —también con gran asombro por mi parte— que además de famosos que informan hasta el agotamiento del acto más microscópico de su vida, o de It Girls (todavía no sé muy bien lo qué es eso) empachadas de productos publicitarios, se ha fraguado un circulo de gente que se dedica a compartir lo que lee, a comentarlo y a discutirlo.

Indudablemente, la fuerza de estos sitios sociales para llevar a cabo una comunidad unida por cualquier interés es mayúscula, y por ello los amigos de los libros han funcionado tan bien en Instagram. Multitud de perfiles de personas que se auto denominan como frikis de los libros, tsundokianos, o instabookers —nada que ver con los booktubers de Youtube— comparten a diario las impresiones sobre la última novela leída o recomiendan lecturas. Fantástico.

Entre esta legión de personas atentas a las cubiertas de los libros, a los párrafos de una novela, a una cita interesante espigada de la sabiduría de un autor, se encuentras algunas que hacen de su pasión por la literatura un ejercicio de generosidad y solidaridad. Y siguen apareciendo en esta columna palabras que parecen realmente imposibles de encadenar a Instagram o Facebook, pero que son una realidad.

Este es el caso de una mujer valenciana que se hace llamar Sra. Bibliotecaria (y siempre remarca que no es bibliotecaria). Su pasión por la lectura, por los libros, la han llevado a conformar una enorme legión de seguidores que agradecen sus recomendaciones, sus reseñas, y la generosidad con la que comparte sus descubrimientos literarios. Sin embargo, esta semana su fervor por los libros y por ayudar a los demás, ha alcanzado un nivel superior.

Porque la Sra. Bibliotecaria ha puesto en marcha en Instagram una puja solidaria de lotes de libros cuya recaudación íntegra se destinará a la investigación de remedios para la Fibrosis Quística. Y si esta iniciativa en Instagram no fuera ya de por sí llamativa, hay que añadir un par de situaciones asombrosas: la enorme respuesta solidaria de sus seguidores y que los libros subastados pertenecen a la propia colección de la Sra. Bibliotecaria, volúmenes por los que ella se ha gastado el dinero y que, ahora, cede desinteresadamente para servir esta buena causa.

Cualquier tsundokiano que se precie sabe muy bien lo que significa deshacerse de un libro de la colección; pues bien, esta mujer se despoja de una tonelada de volúmenes que organiza en lotes y, para colmo, está dispuesta a correr con los gastos postales de los envíos. El dinero recaudado se ingresará en una cuenta creada ad hoc, que se cerrará una vez terminada la puja, y será entregado en mano en la Asociación de Fibrosis Quística de Valencia. Todo debidamente acreditado y documentado. Para que no haya lugar al más mínimo resquicio a la duda aunque, por si fuera necesario decirlo (que no lo es), yo pongo mi mano en el fuego por esta mujer.

He querido colaborar con este monumental esfuerzo llevado a cabo por la Sra. Bibliotecaria no solo escribiendo esta columna en Achtung!, sino también contribuyendo con la cesión de todos los ejemplares que sean necesarios de una novela mía, El vaso canope, debidamente dedicada para la ocasión y que pondremos en algunos lotes, o de alguna forma que ya concretaremos.

La fibrosis quística es una enfermedad genética hereditaria que afecta a los pulmones, pero que también puede interesar al páncreas o al hígado; se produce por la mutación de un gen y a día de hoy no parece tener cura, pero la mejora en los tratamientos ha podido elevar la esperanza de vida de los pacientes. Se calcula que en España hay, al menos, 3.000 afectados, y el trasplante pulmonar es una solución para los casos muy avanzados, aunque con todas las reservas que conlleva una intervención tan delicada.

El principal problema que se presenta a la hora de investigar curas para esta enfermedad es que existen más de 1.900 mutaciones distintas lo que provoca que, a la hora de tratarla, los fármacos no sirven para todos los pacientes. Por ello, es tan importante invertir en investigación para esta enfermedad en concreto, y este es el motivo por el cual la Sra. Bibliotecaria en Instagram haya propuesto que el dinero de la puja solidaria vaya dirigido a ese campo. Lo recaudado se añadirá a la becas que reciben los investigadores de la FQ.

Así que ya estáis informados y avisados. Seguid a la Sra. Bibliotecaria en Instagram, que ya ha lanzado los primeros 11 lotes, que presentan una variedad enorme de autores y géneros porque lo que caracteriza a esta tsundokiana es su enorme voracidad lectora, algo que la ha llevado a leer casi de todo. Así, hay un jugoso lote con dos libros del Premio Nobel japonés Yasunari KawabataKioto y Lo bello y lo triste—, junto a un pack de novela negra o a libros de editoriales prestigiosas y con carisma, del estilo de Impedimenta, El Asteroide, SalamandraEl cuento de la criada, de Margaret Atwood, por ejemplo—, novelas de puro entretenimiento —Ken Follet—, novelas de género negro o Best Sellers variados. Y estos primeros lotes tan solo son el principio. Estad bien atentos a la cuenta de la Sra. Bibliotecaria porque irá publicando nuevos lotes para la subasta.

Esta iniciativa viene a demostrar un par de cosas: que existe vida inteligente en las redes sociales, a menudo tan demonizadas aunque las sigan millones de personas en todo el mundo, y que siempre se puede colaborar, ayudar y ser solidario a pesar de carecer de medios o dinero: basta con tener voluntad y ganas de hacerlo. En este sentido, la Sra. Bibliotecaria nos ha dado una pequeña lección al respecto y, además, ha venido a ratificar algo de lo que yo siempre he estado convencido: que la pluma que hizo posible estos libros, que se convertirán en dinero para investigaciones médicas, siempre ha sido infinitamente más poderosa que cualquier espada.


Y esto es algo que conviene recordarlo y tenerlo muy presente en estos tiempos de grandes tribulaciones que corren.

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