el lector jamás se equivoca y permanecer como escritores empecinados y
percutiendo emperrados en la idea contraria de que el lector se equivoca cuando
nos lee y no nos comprende o nos comprende mal sólo demuestra el imbécil
atragantamiento de nuestro ego desmesurado tan desaforado e infame como
nuestras composiciones cuyas lecturas insistimos son erradas en peregrinas o
sesgadas interpretaciones a cabo de pobrecitos lectores que no ven más allá de
sus narices bestsellerizadas de incultura
sostener que el lector se equivoca es no ser escritor porque si algo
es un escritor por encima de todo e incluso de su soberbia es lector
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