“el
becerro de oro de la popularidad ha llegado a confundirla con el éxito de tal
modo que al escritor la sociedad ya no le exige autoridad sino popularidad. Ser
popular es ser conocido por la mayor cantidad de gente posible, culta o
inculta; tener éxito, en cambio, es conseguir lo que uno se propone en la vida
y esto, llevado a la buena literatura, significa que es, sobre todo, cumplir
con la ambición de excelsitud que cada uno se ha propuesto o morir en el
empeño, independientemente del grado de reconocimiento que consiga: lo que en
términos de vida se llama cumplir una vocación”
José María Guelbenzu: Camelot.
El País, 12 marzo de 2013.
Y así: concluyo que yo soy un escritor de
éxito.
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