froté con furia mi lamparita mágica literaria y
expulsó un fortísimo olor a garbanzos: acababa de anunciar que galdós es un
novelista insoportable y consumido como un potaje manido y frío y cristalizado
con sus cuajarones de grasas: desde su primera novela 
en discurso de regüeldos



No hay comentarios:
Publicar un comentario