-Los novelistas, los poetas en general, siempre
pasan y tienen hambre…
-Yo no, caballero, yo no… ¡que incluso estoy a
régimen!
-¿Siendo usted escritor? ¿A dieta? ¡Insólito!
-¡Sí señor, sí!
-¿Y qué pretende con ello?
-Yo, caballero, quiero ser el nuevo Benet, y fustigo
a mis escritos con un sistemático y forzado adelgazamiento de la anécdota, que
sólo permanezca en pie el artificio textual del lenguaje.
-¡Qué curioso!
-¿Qué le resulta tan curioso?
-Pues… ¡que adelgazando usted sus novelas consiga
hartar, empapuzar y empachar al lector hasta la náusea!
No hay comentarios:
Publicar un comentario