
De nuevo, en Nosotros:
"Soy como una máquina obligada a un número demasiado grande de revoluciones. Los rodamientos se han puesto al rojo vivo: en un momento, el metal fundido empezará a gotear y todo quedará derretido, reducido a la nada. ¡Deprisa, agua fría, lógica! Vierto agua fría a cántaros, pero la lógica chirría en los rodamientos recalentados y se esfuma en el aire como inasequible vapor blanco".
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