jueves, 28 de julio de 2011

Who killed Holden Caulfield?




Holden Caulfield, después de comportarse como un auténtico capullo durante toda su adolescencia (dejó colgados los estudios, robó unos coches en Iowa, destrozó los parquímetros de Akron, pasó un tiempo en el correccional de New Hampshire, se metió en peleas a lo largo de todo el estado de Nevada, dejó embarazada a su novia de Schenectady, se volvió un alcohólico), fue encontrado muerto en una habitación de motel de Providence. Llevaba una semana sin salir y la peste que se filtraba por debajo de la puerta, junto con las voces del televisor todo el día encendido -fundamentalmente el griterío del show de Oprah-, terminaron por amoscar al gerente, que utilizó su llave maestra: allí estaba, desnudo sobre la cama, con el cuerpo picado por la heroína, extraordinariamente delgado, sus costillas se marcaban y sus caderas casi parecían las de una muchacha; al lado de la mesilla una botella medio vacía de Jim Beam y una breve nota: Jerome: eres un hijodeputa, un bastardo, una vieja maricona, un cabrón y gruñón que me destrozaste la vida. ¿Qué te crees que se puede llegar a ser en el mundo después de ser Holden Caulfield, cuando se es Holden Caulfield? ¡Que te den! Cinco o seis gramos de heroína se encargaron de hacer el resto. El forense dictaminó que la última comida de H.C. fue una pizza con extra de pepperoni (se ve que la acidez de estómago no le importaba tanto a H.C, eso ya no era un problema cuando uno se iba a meter un postre de varios gramos). Por cierto, en el baño, en un cubo y empapado en benzina, un ejemplar de El guardián. H.C. no tuvo valor para destruirlo porque quemarlo significaba aniquilar su propia existencia… y se había conformado con eliminar su cáscara no literaria con un buen chute. A última hora, el forense dictaminó que había cosas extrañas en la escena, elementos que no cuadraban en la escena, rarezas en la escena, que se trataba de un asesinato y que se intentaba hacerlo pasar por una sobredosis o un suicidio y que, tal vez, detrás de todo aquello se encontrara ese Jerome, el amante homosexual del muchacho… Una teoría plausible, si el tal Jerome no fuera un anciano nonagenario y maniático, recluido del mundo desde hacía cuarenta años y, para mayor lástima, que llevaba fallecido poco más de un año.

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