viernes, 8 de julio de 2011

Rizoma


Se trataba de estudiarte, aprenderte, licenciarme en ti. Memorizar el olor de tu pelo, reconocer al tacto los poros de tu espalda, reproducir en mapas la geografía de tus ojos, recitar las cadenas de tu ADN, vistos al microscopio tus rizomas, y ser un experto, hasta el más mínimo detalle, en la nueva hermenéutica encerrada tras tu nombre.
Sí, se trataba de todo eso –de las tablas periódicas de tu sonrisa, del análisis molecular de los rincones de tu cuerpo-, pero una vez más, se me pasó el plazo para matricularme y tuve que estudiar derecho.

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