sábado, 14 de enero de 2012

One from the Jam (revisited)


Diremos, sí, lo diremos: diremos que esto fue como en una novela de Nick Hornby, como en Alta Fidelidad, por ejemplo: una escena digna de esa novela, sacada de sus páginas… ¿por qué no? Y sin embargo, fue la realidad. Apareció: apareció 17 años después. Sí: 17 años sin vernos y apareció en el concierto de los Jam: delante de mis ojos: se pidieron un mini de cerveza: ella: y su marido.
En efecto: así fue.
Estuvimos los dos en el concierto de From the Jam… Ella, desde luego, siempre estaba presente en cada acorde, en cada rasgueo de guitarra. Presente en cada canción, en That´s Entertainment. Y en Strange Town. Y en la que decía que era nuestra canción: Thick as Thieves. Sí, unidos como ladrones; desde luego, así estuvimos. Y cuando, en el concierto, sonó When You´re Young.
Entonces, sobre todo.
Cuando, por unos minutos, hablamos, ella desplegó todo su odio por mí: un odio curioso: un aborrecimiento que se había perpetuado con el paso de los años: fijado: grasa fría en su corazón y en las –por qué no decirlo- arrugas de su rostro-. Entonces: ese despliegue de odio intenso y estéril me devolvió las canciones de los Jam: todas las canciones: también Smithers-Jones o Down at the Tube Station at Midnight.
Y me devolvió, su odio enlatado, a los propios Jam, de los que se había apoderado durante 17 años y ahora tocaban sobre el escenario, tan alejados del sudor, del calor y de los saltos de la gente, tan ajenos ya a nuestro sudor entre los asientos del coche, al calor que te regalé y tu congelaste con un “nada, nunca, ha merecido la pena” y los saltos de nuestros corazones: el tuyo con sus brincos egoístas, el mío malherido por décadas.
Y pese a todo: ahora habíamos coincidido: ahora estábamos allí.
Cuando en el concierto sonaban las canciones y el bajo de Foxton removía mi memoria, recordaba tus besos: y me repugnaron. Es cierto. Mientras el sonido se derramaba desde el escenario podía sentir cómo me estaba arrancando la piel, dejándola a un lado, mutando, y renaciendo con una piel nueva. Renovándome a base de dolorosos recuerdos. Era ella, en efecto, abrazada a su marido (que jamás podría compartirte con los Jam como te compartí yo: que te los descubrí para que los adorases por el resto de tu vida y ya: siempre: te recordaran inevitablemente: odiosamente: a mí), era ella la que con todo su dolor se abalanzaba en cada nota, en cada puente, en cada armónico.
Y se obró el milagro: entonces, al compás de A Town Called Malice.
Y me transmuté: arrojé mi piel a un lado y, con la piel, toda la dermis de mi pasado que me daba puñetazos en el hígado: y ahora: un nuevo dolor, dulce y renovado, tan delicioso: me punzaba a cada canción. Going Underground!
Sobre la marea de gente y ella, disolviéndose para siempre, y los tiempos de Periodismo, con el sabor dulce y amargo del alcohol en los labios, y puedo saber ya, después del concierto de los Jam: que ella, que ahora quizás acueste a sus hijos, ella: ha sido la píldora más amarga que he tenido que tragar (The bitterest pill i ever had to swallow) y en su momento: el definitivo TOQUE A RENDICIÓN
C´mon boy, c´mon girl, succumb to the Beat Surrender!!!
Y el nuevo inicio: Start!
Había recuperado a los Jam, y había recuperado Thick as Thieves, de nuevo, 17 años después, mi canción, ya nunca más nuestra canción.
Que las trompetas suenen, el metal estalle en mi cabeza (y en mi corazón) y mi vida y mi mundo sigan girando…
Ahora.

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