jueves, 12 de enero de 2012

Dolor dulce


-Así que dice usted que es un dulce dolor…

-Sí, doctor: un dolor dulce.

-¿Un dolor dulce o un dulce dolor? La cosa tiene su importancia…

-Un dolor dulce: primero duele, pero uno se da cuenta, de inmediato, de que no daña, de que es dulce y agradable.

-¿Un dolor bueno? Caballero, la medicina no contempla semejante cosa.

-Pues yo lo tengo: ¿seré el primer caso?

-Ummm…

-No lo creo doctor… debe haber más casos como el mío…

-Si los hay: yo no los conozco. ¿Así que dice usted que le duele, pero que es bueno?

-Ya se lo he dicho. ¿Cuántas veces deberé repetírselo?

-No se altere, hombre… intento hacerme una idea de cómo es ese tipo de daño.

-No es un daño… es un dolor, un dolor dulce.

-Que ya, que ya… ¿es como cuando le pisan a uno los callos?

-¡Que va doctor, que va a ser así!

-Vaya… umm, ¿es como una picadura de mosquito?

-Ni remotamente.

-No sé… ¿es cómo al nacer? ¿El dolor de la vida?

-No recuerdo cómo dolía al nacer, doctor, pero sí: es el dolor de la vida nueva…

-¿Sabe usted que ese es el título de una obra de Dante? No, claro, usted que va a saber…

-¿Dante, el del Infierno?

-Sí, ese, bueno.. creo que se lo podemos extirpar o, al menos, paliar…

-Es que… ejém, doctor, yo no quiero que me lo extirpen, ni que remita, ni que me lo alivien…

-¿No?

-No,

-¿Entonces que quiere?, ¡porque llevamos con esto ya un rato!

-Sí, bueno… yo lo que quiero es que me lo fijen para siempre, que siempre exista…

-¿Qué siempre exista?

-Sí, que siempre vaya este dolor dulce conmigo y que, si puede ser…

-¿Si puede ser?

-Lo magnifiquen. Hasta el infinito a ser posible.

-Haremos lo que podamos: pero no le garantizo nada…

-Gracias doctor.

-Estamos para eso. Y dígame algo: ¿qué le causa este dulce dolor?

-Es un dolor dulce, doctor, no un dulce dolor, y no es un “qué” la causa.

-¿No?

-No.

-¿Entonces?

-Es un quién, doctor, es un quién…

-¿Y es..?

-Es Ella doctor, es Ella… que parece que no se entera usted de nada…

-Ella, ummm: comprendo. Veremos de hacérselo, al menos, crónico.

-Gracias doctor: gracias.

-¡Es la medicina la que obra por mis manos! Pero le advierto: le dolerá siempre ya…

-Es un riesgo que estoy dispuesto a asumir…

-De acuerdo: prepárese entonces: abra mucho la boca…

-Aaaaaaaaaaaaa…

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