“Podríamos hablar de los libros publicados
que leímos, pero difícilmente de su particularidad. En parte porque la
literatura se ha convertido en el negocio de la literatura, y los libros se
asemejan tanto entre sí que apenas distinguimos unos de otros. Y no se me
malentienda, que sí salen libros buenos y distintos, perdidos (…) en ese
negocio de la literatura que es la literatura”.
Germán Gullón.
Los mercaderes en el templo de la literatura.
Caballo de Troya,
Madrid, 2004, pp. 161.
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