llueve
levemente llueve
son las siete de la mañana
del domingo
en el portal de casa
después de una jornada de trabajo
de 16 horas
y miro al lado para buscarte
entre las escaleras de mármol
o en el hueco del ascensor
pero no apareces
como en otras madrugadas
con tu promesa de amor
y la certeza de tu aliento
entibiado de ginebra
quiero
lentamente quiero
que tras un sandwich
y la pastilla para dormir un rato
pueda despertarme
al medio día
con la seguridad
del inicio del fin del mundo
o que ya se encuentre
realmente
muy muy avanzado
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