Interprete:
The Sleeping Philosophers
Título: Zenda
Género: Rock
Duración: 40m; 52s
Número canciones: 9
Fecha de publicación: 11 de octubre,
2017
Unos filósofos musicales muy
despiertos
El panorama musical
español languidece, muchas veces, por culpa de un mercado que tiraniza con una
política de rabiosas novedades y ventas, dando prioridad al producto inmediato
y a la radio fórmula. Increiblemente, porque resulta increíble vistas las dificultades
que este sistema impone a los grupos que intentan descollar, aún así, aparecen
discos memorables.
Este es el caso del disco que
recomendamos hoy en Mi Nueva Edad.
Un disco que se aleja de los trillados caminos de lo convencional, de lo
manido, y explora nuevos ritmos y sonidos con un resultado sorprendente,
agradable, que al final resulta magnífico. Se trata de Zenda, el tercer trabajo
del proyecto The Sleeping Philosophers.
Realmente, detrás de ese nombre se
oculta Álvaro Espinosa, un prolífico
e inteligente músico, descomunal guitarrista, que nos regala un repertorio
atractivo y repleto de muy buenas canciones. Álvaro Espinosa, además, demuestra su virtuosismo a la guitarra
cuando se sube sobre los escenarios para comandar a la banda Pink Tones, que interpreta piezas de
los reyes del rock sinfónico-progresivo-psicodélico, Pink Floyd. Y eso, claro, son palabras mayores.
¿Qué nos encontramos en
Zenda que hace tan atractivo este disco? En primer lugar, una fuerte
influencia de las músicas balcánicas, con ritmos cambiantes que ofrecen un
viaje excitante en cada canción. El disco es ecléctico, tanto que la sorpresa
se dispara con cada corte. Desde la primera canción, Story, que nos recuerda en las armonías vocales un poquito a los Beatles y otro poquito a los aires
armenios de la banda de metal progresivo System
Of A Down, pero sin la dureza en las guitarras que utilizan los
californianos.
El nivel de The Sleeping Philosophers en sobresaliente, especialmente en los
arreglos (algo bastante descuidado en nuestra historia de rock patrio). Y
claro, llega Carousel, y escuchar a
Álvaro cantando en italiano, como homenaje a una de sus grandes influencias, Adriano Celentano, encandila. Es uno de
los grandes temas del disco. Además, por la magnífica guitarra protagonista.
Un proyecto que no le hace ascos a
nada, que no pone reparos a la apertura a nuevos campos de exploración: que se
atreve con todo. Durante un rato son zíngaros, después, con Insomnia, otro de los momentos cumbres
del álbum, nos recuerdan a Porcupine
Tree de Steven Wilson. Y creo
que es un tema que podrían haber firmado los mismísimos Marillion, por ejemplo, con una segunda parte de la canción
memorable.
Pero
el asunto no termina aquí: para demostrar que este es uno de los mejores discos
que, lamentablemente casi nadie conocerá —ya me gustaría equivocarme—, The Sleeping Philosophers nos invitan a
un camino por Zenda que nos ofrece
música jazzística que a veces puede recordar a una Big Band algo cabaretera,
mezclada con aires del Magreb, o incluso nos trae el sabor de aquellas
grabaciones de un genio como Django
Rehinhardt, con sus toques romanís.
Y
he dejado para el final las dos versiones que se realizan en este Zenda, que son como un regalo para el
oyente. Un tema de Pink Floyd muy
poco conocido, de hecho pertenece al disco de rarezas Relics del año 1971, y una súper versión de Soundgarden, Mind Riot,
del disco Badmotorfinger de 1991,
ciertamente dulcificada.
The Sleeping
Philosophers, o Álvaro
Espinosa, que para el caso es lo mismo, proponen un ejercicio de
inteligencia musical, un nuevo paradigma para aquellos que estamos cansados de
soportar mediocridades. Y lo hacen con éxito, y con toneladas de buen gusto avant-garde, es decir: tomando el riesgo
que únicamente permite el talento desbordante.
Zenda, y el resto de los discos de The Sleeping Philosophers pueden
escucharse sin problemas en Spotify,
a la espera de que podamos adquirirlo por algún canal de ventas. ¡Disfrutadlo!
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