*Esta columna apareció en achtungmag.com:
http://www.achtungmag.com/bestiario-halloween-al-estilo-lovecraft/
Independientemente
de que me parezca una mamarrachada o no (que sí, me lo parece), y de las
consideraciones sobre el enanismo mental, el colonialismo cultural y la
imbecilidad imperante, un año más regresa la fiesta de Halloween. Siempre nos trae una cosa buenísima, y es la oportunidad
de poder recordar algunas páginas de la mejor literatura de horror y espanto,
recuperando las novelas más habituales del género. Sin embargo, esta vez me voy
a distanciar de licántropos y chupasangres, para proponer una serie
de monstruos que han surgido de la pluma de H. P. Lovecraft. Quién sabe si alguno de ellos puede inspirar una
renovación en los disfraces este año, y en lugar del consabido atrezo de momia, alguien se presente en la fiesta
vestido de Primordial, Cthulhu o Dagón.
En
este año de 2017 se ha cumplido el 70 aniversario del fallecimiento del
gran genio de Providence, que
abandonó este mundo a la temprana edad de 46
años, devorado por un cáncer en el aparato digestivo. Para fortuna nuestra,
dejó tras de sí una abundante y brillante obra, que lo convirtió en uno de los maestros absolutos del género de terror.
De
su cabeza brotaron seres espantosos.
Aquí os traigo unos cuantos especímenes:
1-Cthulhu:
Para
mí es una de las más grandes creaciones de Lovecraft,
una especie de aglutinante de toda la maldad enfermiza que era posible transmitir
al papel. Se trata de un ser extraterrestre que existió antes del tiempo y que permanece en estado de hibernación en la
ciudad sumergida de R´lye. Los
seguidores de algunas religiones ancestrales ansían el retorno del monstruo a
la tierra, que dominará trayendo el caos y la locura.
Lovecraft
lo describe como:
“Un monstruo de perfil vagamente humano, pero con una cabeza a modo de pulpo cuyo rostro era una masa de tentáculos, un cuerpo cubierto de escamas y de aspecto gomoso, unas prodigiosas garras tanto en extremidades anteriores como posteriores y unas largas y estrechas alas en la espalda”.
La
primera aparición de este engendro se produce en una historia corta fechada en 1928, titulada La llamada de Cthulhu.
2-El Intruso:
Le
tengo mucha simpatía a este espantajo.
Protagonista del relato al que da nombre (The
Outsider, 1926), lleva una
existencia de completa soledad y abandono en el interior de un castillo. Narrado
en primera persona, el personaje apenas recuerda nada de su vida, y todo lo que
sabe lo ha leído en los libros. Incluso desconoce cuál es su aspecto, puesto que
no hay espejos en donde contemplarse.
Harto
de su encierro, consigue escapar por un techo enrejado, para descubrir que
acaba de acceder al suelo del mundo de
arriba, es decir, los habitantes de ese mundo lo mantenían oculto como una aberración. Llega hasta una nueva
fortaleza, siguiendo el sonido que le llega de una fiesta. Cuando se presenta
allí todos huyen despavoridos.
Entonces,
el Intruso se topa con una figura repulsiva y horrorosa: su imagen
reflejada en un espejo. Aunque intenta retornar a su reclusión no lo consigue,
y queda condenado a vagar fantasmalmente. Posiblemente, se trata de un vampiro o de un muerto viviente.
3-Dagón y los Profundos:
Originalmente,
es el dios asirio de la fertilidad, protector de las cosechas, pero sufre a
manos de Lovecraft una
transformación cuando lo convierte en padre de los Profundos. Estos Profundos
son unos seres caracterizados de la siguiente manera en el relato largo La sombra sobre Innsmouth (1936):
“Creo que su color predominante era un verde grisáceo, aunque tenían un abdomen blanquecino. Eran brillantes y resbaladizos, pero su espina dorsal era escamosa. Sus formas eran vagamente antropoides, mientras que su cabeza era de pez, con prodigiosos ojos grandes y saltones que nunca cerraban. Al lado del cuello tenían agallas palpitantes y sus largas zarpas poseían membranas interdigitales. Andaban de forma irregular, a veces erguidos y a veces en cuatro patas. Estaba de alguna forma alegre de que no tuvieran más de cuatro extremidades. Sus voces croantes, aullantes, claramente usadas para articular el habla, poseían todos los matices de expresión que le faltaba a sus caras”.
Por
su parte, Dagón no deja de ser un Profundo que ha crecido descomunalmente
y que tiene millones de años de edad. Protagoniza su propio relato, Dagón (1919).
4-Nyarlathotep:
También
conocido con el sugerente nombre de El
caos reptante, es un dios que aparece en cuatro relatos —pero es mencionado
en otros muchos— y puede adoptar distintas formas. No se limita a ser un dios
destructor, además, se deleita sembrando la locura y el pavor en los humanos. A
causa de las innumerables formas que puede tomar se lo conoce como El de las Mil Caras. De sus
caracterizaciones, mis predilectas son la de Faraón Negro (en la novela corta de 1943, En busca de la Ciudad del Sol Poniente) y la de una especie de murciélago tentacular (El morador de las tinieblas, 1936).
Semejante
horror fue producto de una pesadilla
que experimentó Lovecraft.
5-Princesa Mono:
Realmente
curiosa esta historia que se narra en Hechos
tocantes al difunto Arthur Jermyn y su familia, de 1921. La llamada Princesa Mono es una especie de homínido
del Congo. El explorador Wade Jermyn se enamora de ella; el
producto de la unión es una descendencia infame y maldita. La Princesa Mono vivirá recluida en la
mansión del explorador y, a su muerte, será momificada y devuelta su tribu primitiva, donde será venerada como
una diosa.
6-Erich Zann:
La
música del alemán Erich Zann puede
escucharse a la medianoche. Es una melodía de violín o de tal vez viola, que
resuena en una casa de huéspedes de París.
El músico, mudo y de aspecto inquietante, tal vez un espectro, toca su
instrumento para mantener a raya a una
presencia que le acecha.
La música de Erich Zann
es un relato de 1922.
7-Azathoth:
Es
el dios más poderoso del universo Lovecraft.
Se intuye que es una descomunal masa tentacular con numerosos ojos y bocas
dentadas. Es el caos primigenio, la destrucción absoluta, la anti creación.
Está ciego y no posee inteligencia alguna, lo que lo convierte en letal. Por
ello, unos músicos cósmicos lo mantienen arrullado por la nana que interpretan
con una especie de flautines.
Aparece
mencionado en algunos de los 13 relatos
de Lovecraft que conforman el ciclo
literario conocido como Los mitos de
Cthulhu.
8-Doctor Herbert West:
Protagonista
de Reanimador, relato en seis
capítulos, del año 1922. El doctor fue un investigador de la ficticia facultad
de Medicina de la Universidad de
Miskatonic especializado en la resurrección de cadáveres. Al descubrirse
sus macabros experimentos fue expulsado, por lo que instaló su laboratorio en
una granja abandonada que finalmente se incendió… y esto es sólo el principio
de la historia.
Estos
muertos, al retornar a la vida mediante la administración de un suero, se
comportan de una forma brutal, es decir, se convierten en zombis.
9-Doctor Muñoz:
Mi
personaje favorito de los aquí enumerados. Protagonista del relato titulado Aire frío, de 1928, y es español. El buen doctor vive en la
ciudad de Nueva York, y ya está
mayor. Curiosamente, necesita mantener fría su habitación, por debajo de los 11
grados, mediante una maquinaria que absorbe amoniaco gracias a una bomba de
gasolina. Un fallo de una pieza hará que el sistema deje de funcionar y el
anciano se descomponga a gran velocidad porque, realmente, llevaba 18 años muerto y sólo el aire frío lo
mantenía en pie.
El
doctor Muñoz era una especie de zombi o no muerto, que había conseguido detener la putrefacción de su
propio cuerpo.
10-Primordiales:
Por
último, estos seres, también conocidos como los Antiguos, primeras razas que habitaron la Tierra. Su aparición estelar es en la novela titulada En las Montañas de la Locura, de 1931.
Son de aspecto ciertamente vegetal, bulbosos y con tentáculos, con una cabeza
en forma de estrella de mar y que dejaron las ruinas de una antiquísima ciudad
erigida entre los hielos de la Antártida.
Algunos
ejemplares pudieron entrar en una especia de animación suspendida de siglos, tal vez de eras…
Esta
ha sido mi propuesta para unas terroríficas lecturas de Halloween. El universo
de Lovecraft es tan rico como
espeluznante. Valga decir que esto que he presentado es tan solo la punta del iceberg narrativo de un
autor tan genial como inquietante.
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