viernes, 5 de abril de 2013

Respuesta a lo Procusto

Estimado amigo: primero debo disculparme por mi zafio intelecto y mi escasa industria y mi no menor discreción: en segundo lugar me resulta imperioso el desombrerarme y, si se me permite, hasta el descabezarme (Procusto que es uno) ante la agudeza: es cierto, no puedo menos que reconocerlo, mi problema con Eco es ese exactamente: el no haberlo entendido: no he comprendido nada de lo que he leído de Eco: soy un cabestro cortito de entendederas y, lo que es peor, de lecturas –lo reconozco y es más, incluso lo afirmo-, y apenas alcanzo a comprender que los escritos de Eco son un maná caído del cielo sobre intelectos elegidos entre los cuales mi ¡cráneo privilegiado! no se cuenta: así las cosas, menos mal, amigo, que ahora los ungidos por esa benéfica lluvia de Eco (es más que benéfica, yo diría que beatífica, alcanzando a seráfica), lluvia que ha empapado sus entendederas, podrán alumbrarme el camino cual farol de Hero: me pondré a leer mucho ya que soy ayuno de lecturas y en ese empeño de saciarme de conocimientos tan duchos seré un Gargantúa, es más, si los Procnes y Filomelas de la semiótica me nutren llegaré a todo un Tereo, para ser capaz de atender –como primera intención- y de entender –como segunda- las teorías de Eco cuando alguien se guste de explicármelas (haciendo así filigrana y melindre del docere y del delectare y si se me apura hasta del movere): además, póstreme yo de hinojos porque de verdad –con lo fácil que habría resultado- agradezco que no se haya recurrido a la descalificación o falta de respeto confundiendo mis críticas hacia Eco con mi, verbigracia, forma de escribir y, al fin y a la postre, con mi propia persona: gracias: gracias: gracias: gracias por no hacerlo: una nube de decepción –e incluso desencanto- se cerniría diciendo muy poco de la bonhomía y excelencia que presupongo al otro extremo de Internet (aunque como soy más bien cerril tiendo a presuponer disparates): gracias por no entrar en esos asuntos (porque era taaaaaan fácil hacerlo): prometo leer más, amigo, e incluso asistiré a algunos talleres literarios (aunque realmente desconozco la tarea que se lleva a cabo en ellos, tal es mi incultura y enanismo mental que me supongo a una cuadrilla de intelectuales estragados e hiperclorhídricos en algunos casos, con halitosis en otros, que bizquean de hastío, con las manos pringadas (siempre) de las grasas de las palabras, con tipos sobre hojas de periódicos arrojadas por los suelos y repletos de manchurrones, limpiándose con trapos empapados en vinagres y sulfatos tras acoplar cada letra a cada palabra y cada palabra en cada frase y cada frase en cada texto): prometo asistir a estos talleres para mejorar mis sorprendentes preposiciones tan oportunamente señaladas e, incluso, poder situarme en la cumbre de toda buena fortuna: muchas gracias por las consejas: no caen en saco roto y desde ahora podré referirme al Amazonas con la propiedad que demandan sus vocales: esta es mi intención: yo, que soy un heautontimorumenos (con infinitamente más de tonti que de morumenos, ¡dónde va a parar!), añado voces de Plinio (el viejo, no el de Tomelloso, ese era sabio más a su manera) para propia laceración y cilicio: no hay libro, por malo que sea, que no contenga alguna cosa buena, y si no he sabido responder adecuadamente quizá otro cantará con mejor plectro:
PD:
Escrito desde mi lecho de Procusto, tan mullidito, calentito, almohadonado de palabritas imposibles y preposiciones sorpresivas para espanto de tirios y troyanos e, inclusive, de numantinos cercados (que no cerriles) que muy bajito y en las madrugadas escuchan, cerquita del oidito, el aparatito de radio medio en susurritos, para así no molestar a nadie ni meterse en camisa de once varas, sin pisotear charcos ni velar entierros en donde no había lugar para su palmatoria. Pero bueno, eso son cosas de numantinos que no alcanzan a deletrear con sentido ni geografías ni topografías fluviales: ¡qué sabrán ellos!

Sa:lu:dos

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