-Dadas las siguientes palabras: rompetechos, claroscuro, noroeste,
fonético-fonológico, puticlub, fotosensibilidad, medianoche, rostropálido,
inmunodeficiente, aeroespacial, malherido, curalotodo: componga usted un texto
literario con sentido.
-Sí, maestro, a ver qué opina de esto…
-Sírvase a leer.
-¡Ejem!, voy:
“Saramago,
también conocido como rompetechos, con su rostropálido lunar como de misión
aeroespacial de esas que se incrustan en el ojo de la luna, navegaba malherido
por el éxito de crítica entre el claroscuro de su literatura y hacia el
noroeste de lo fonético-filológico. Así, sus páginas se derramaban de
medianoche gongorina aquejadas de una fotosensibilidad inmunodeficiente que
buscaba dar lástima para que le saliera gratis el remedio curalotodo: la visita
al puticlub pagada por cualquier colega compungido”…
-Es un buen ejercicio, caballero, pero podía haber contestado a mi
reto de una forma más exacta…
-¿Cuál?
-Con un simple: ¡váyase a la mierda! ¡Con pruebas así jamás se aprende
a escribir!
-Pero…
-¡Ni peros ni nada! Sí, lamentablemente, plegándose a mis
imbecilidades usted elige ser también un imbécil… ¡Así que está perfectamente
preparado para el mundo literario!
-Entonces… ¿ya soy escritor?
-¡El mundo literario, amigo! El mundo literario… en ningún momento le
he dicho yo nada de escritor…
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