lunes, 10 de febrero de 2014

Literatura y duchas frías



He comprobado que aquellos que dicen “voy a tomar un baño” en lugar de “voy a ducharme”, lo dicen por la poca o escasa costumbre que tienen de ello, vamos que la higiene de la ducha diaria no va con ellos sino más bien el medieval bañito semanal.

De igual manera, quienes dicen “hojas” en vez de “páginas”, y hablan de “capítulos de transición” que habitan en las entrañas de una novela, quienes hablan de branding, briefing y royalties en relación a la literatura, son como los que pronuncian “baño”, que se les descubre la poca costumbre con la ducha o con la escritura.

Así, para unos la recomendación de lectura de algún libro más, que quizás alimente o extinga para siempre los hábitos de higiene; para los otros unas cuantas duchas frías que, quizá, reblandezcan las cortezas de sus cerebros el tiempo suficiente como para reflexionar y percibir que branding, briefing y royalties son términos que casan muy bien con las campañas de publicidad de preservativos, viagra o alargadores del pene, pero muy poco con la literatura. Y si las duchas frías no los hacen entrar en razón, a las duchas súmese camisa de fuerza, esa que tan sólo deje sus manos, tras descomunal esfuerzo, capaces de teclear sus novelitas presuntamente geniales de 140 caracteres.

Y por supuesto una legión, tras eso, de “me gusta”.

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