“La alusión a Dante, a Homero, abole la
alienación: en el arte moderno, eminentemente subjetivo y oscuro, la referencia
tiende un frágil puente entre el autor aislado en su mundo y el público. Lo que
el lector reconoce le impulsa en cierto modo a avalar todo lo demás (…) El
escritor, no lo olvidemos, persigue el asombro, no la claridad, ni la belleza
clásica. (…) Pretende hacernos participar en la elaboración de una obra que ya
no se presenta, acabada y perfecta, ante un lector pasivo, sino que exige de él
que la prolongue. La comprensión ya no se designa la recepción de algo acabado;
es ante todo el esfuerzo que consiste en colaborar en su génesis (…) Nos invita
a dar, a expresarnos, a ejercer nuestro talento creador, tanto y más que a
soportar el de otro”.
Jean Weisberger.
Nota final a la
novela de Hugo Claus El asombro.
Anagrama,
Barcelona, 1995,
Traducción de
Malou Van Wijk
pp. 289-296.
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