de aquella época
recuerdo el frío, el frío de tu casa, eso por encima de todo, y también las
ganas de escribir, las ganas que tenía de escribir y de cómo me atrincheraba en
tu pisito, pequeño y sin calefacción en un ático cochambroso de alonso martínez
y, en efecto, yo quería ser escritor y tú ni tan siquiera te planteabas eso,
salías de casa todas las mañanas camino del trabajo en la empresa de
tele-marketing y me dejabas allá, en la soledad helada que habíamos intentado
calentar durante el desayuno utilizando la vetusta chimenea, quemando unos
tocones de papel prensado barato y cutres que apenas daban calor
de aquella época
recuerdo eso, mis intentos por escribir, entonces una novela que acabó en el
fondo de un cajón y junto a otras tantas aspiraciones de mis fracasos y
recuerdo también que en aquella época, por entonces, no había ni facebook ni
twiter ni redes sociales ni nada de eso, y que me dedicaba a escribir todo el
día mientras tú llamabas y llamabas en tu tele-marketing intentado colocar
unidades y unidades de objetos inútiles, cuchillos de cocina, colecciones de
discos o aparatos de gimnasia, y yo en la congelación de la literatura escribía
en la buhardilla muerto de frío
recuerdo que una
mañana de aquella época en la que yo quería ser escritor y tú ni te imaginabas
que serías escritor decidimos terminar con el frío quemando en la chimenea
libros, si libros de la biblioteca, libros de los que durante un tiempo atrás,
asesorado por dios sabe que cuadrilla de imbéciles, habías ido comprando, la mayoría
de segunda mano y baratos, aunque también ardió, y con chisporroteos de placer,
alguna que otra edición de lujo del best seller del momento
y recuerdo que
arrojamos, con deleite incluso mucho más allá de las expectativas de calor que
podrían proporcionarnos, ejemplares de novelas de edgardo merendoza, mudaina
grandezas, mémez verte, sanchís dragontea y, cómo no, aquellos espantos de
saray auriga, el peor de todos ellos, en particular su novela entokiados, por
ejemplo, que daba ganas de vomitar, y recuerdo tu sonrisa de medio lado plena
de odio y aborrecimiento literario cuando como si fueras un nazi ante la pila
erigida y exigida por el mismísimo führer entregaras al sacrificio del fuego
purificador el entokiados de saray auriga, con gran merecimiento de que una
mierda así se calcinara y al menos nos calentara un poco
recuerdo que no
conseguí publicar nunca nada y que dejamos de vernos, que nos perdimos la pista
y que los tiempos en los que no había twitter ni facebook se extinguieron y
dieron paso a los tiempos en los que si hay twitter y facebook y entonces me
topé de nuevo contigo, bueno más que contigo con lo que parece ser tu
reencarnación mediática y oportunista de escritor maleable vendido al ideal de
unas gafas de pasta y una cuadrilla de colegas aduladores
entonces he
sentido ganas de vomitar, hoy he leído un tweet tuyo, un tweet emético que
elogiaba la nueva novela de saray auriga, que tanto estabas disfrutando con su
lectura
disfrutando de la
nueva novela de saray auriga felicidades amigo
y la vergüenza al
recordar como ardía entokiados en la chimenea de la buhardilla de alonso
martínez y te cagabas en la madre que parió a saray auriga que no parecía ser
entonces nada amigo y te enciscabas en toda su obra y regodeabas en la pira de
fuego como un pequeño hitler de carnestolendas y cuchufleta y ahora que pareces
tan amigo
porque unos a
otros os acaricias el lomo unos a otros vendidos a
los premios unos a otros y al marketing que ya ni siquiera es tele-marketing que es
marketing directo
y unos a otros
y entonces entendí
que te hiciste un escritor consagrado de los que son líderes de opinión en 140
caracteres de esos a los que a la gente les interesa tanto cuando avisan que van
a cagar o han pillado purgaciones y no pude ya indignarme mucho más porque entonces
comprendí
comprendí que tú y
todos los tuyos, aquellos de quienes quemábamos las novelas en la chimenea,
averiguasteis hace mucho tiempo la clave en esto de la literatura moderna, que
se reduce a una cuestión de chuparse las pollas
y si acaso después
a un buen enjuague bucal
y bueno
que recuerdo todo
eso
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