y como ya no podía más y necesitaba cambiar el mundo o su mundo se
aproximó hasta la orilla enlosetada del estanque en su particular ataque de
desesperación y con el libro que jotajota le había regalado con el libro en las
manos y con el libro bajo el brazo y con el libro detrás de los párpados y con
el libro en su cabeza y con el desagrado que la lectura de aquella maravilla le
había penetrado hasta lo más profundo de su ser allí donde rebullían cosas
oscuras y humores negros y toda esa cantidad de desamor no mensurable en la
balanza y sus manos como las garritas de un polluelo se aferraban al libro que
al leerlo había revelado una escritura que era como la del cerebro de jotajota
y eso es lo que más le asustaba porque ella era un cerebro más de sms o de facebook
quizás de twitter o de blog o un cerebro nada tormentoso pero nunca un cerebro
como esa escritura que revelaba un cerebro picudo y ganchudo un cerebro meloso
y de meandros y cerebro de gárgolas y un cerebro como praga y unos canales
cerebrales los de jotajota por los que ella podía navegar y de hecho navegaba
como en una góndola de quilla provista de rompehielos destrozando neuronas de
ese cerebro pinacular y aristado de ese cerebro votivo y de ese cerebro
acatedralado y de ese cerebro sinuoso y poligonal
y con furia elevó el brazo y arrojó el libro al centro mismo al centro
justo del estanque para que desapareciera así la idea de ese cerebro de
jotajota que la incomodaba porque su propio cerebro era más sosegado y no hacía
de los enfados una bola de lana empapada de odio hasta que le crecía como un
tumor o el minotauro dentro del laberinto de las decepciones
y el libro se hundió justo en el centro tras un mínimo chapoteo de
impotencia que a nadie interesó y se quedó allí en el fondo y ahora podía leerse
el nombre en su portada como aumentado por una lupa acuática y ponía austerlitz
y creyó que hundiendo austerlitz la novela que jotajota le había regalado el
mundo el universo y todo sería diferente y ella era un mundo y un universo y sería
así diferente pero pronto se dio cuenta de que no lo era y que arrojando el
libro nada había cambiado y ella seguía siendo el mismo mundo y el mismo
universo y que jotajota continuaba sufriendo con sus canales cerebrales y
acordándose de ella allí donde estuviera ahora y ella sintió que apenas podía
caminar ni respirar
y con un gran esfuerzo se quitó los zapatitos y se arremangó el
pantaloncito y metió sus piececitos en la pútrida agua del estanquillo para
intentar recuperar austerlitz todo un continente ahora sumergido ahora en
desgracia por su capricho y con todas esas letras como los habitantes
arrastrados por el limo y con su rescate seguiría siendo así para jotajota todo
un universo y un mundo que él jamás podría conocer ya
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