jueves, 27 de septiembre de 2012

atlántida



y como ya no podía más y necesitaba cambiar el mundo o su mundo se aproximó hasta la orilla enlosetada del estanque en su particular ataque de desesperación y con el libro que jotajota le había regalado con el libro en las manos y con el libro bajo el brazo y con el libro detrás de los párpados y con el libro en su cabeza y con el desagrado que la lectura de aquella maravilla le había penetrado hasta lo más profundo de su ser allí donde rebullían cosas oscuras y humores negros y toda esa cantidad de desamor no mensurable en la balanza y sus manos como las garritas de un polluelo se aferraban al libro que al leerlo había revelado una escritura que era como la del cerebro de jotajota y eso es lo que más le asustaba porque ella era un cerebro más de sms o de facebook quizás de twitter o de blog o un cerebro nada tormentoso pero nunca un cerebro como esa escritura que revelaba un cerebro picudo y ganchudo un cerebro meloso y de meandros y cerebro de gárgolas y un cerebro como praga y unos canales cerebrales los de jotajota por los que ella podía navegar y de hecho navegaba como en una góndola de quilla provista de rompehielos destrozando neuronas de ese cerebro pinacular y aristado de ese cerebro votivo y de ese cerebro acatedralado y de ese cerebro sinuoso y poligonal

y con furia elevó el brazo y arrojó el libro al centro mismo al centro justo del estanque para que desapareciera así la idea de ese cerebro de jotajota que la incomodaba porque su propio cerebro era más sosegado y no hacía de los enfados una bola de lana empapada de odio hasta que le crecía como un tumor o el minotauro dentro del laberinto de las decepciones

y el libro se hundió justo en el centro tras un mínimo chapoteo de impotencia que a nadie interesó y se quedó allí en el fondo y ahora podía leerse el nombre en su portada como aumentado por una lupa acuática y ponía austerlitz y creyó que hundiendo austerlitz la novela que jotajota le había regalado el mundo el universo y todo sería diferente y ella era un mundo y un universo y sería así diferente pero pronto se dio cuenta de que no lo era y que arrojando el libro nada había cambiado y ella seguía siendo el mismo mundo y el mismo universo y que jotajota continuaba sufriendo con sus canales cerebrales y acordándose de ella allí donde estuviera ahora y ella sintió que apenas podía caminar ni respirar

y con un gran esfuerzo se quitó los zapatitos y se arremangó el pantaloncito y metió sus piececitos en la pútrida agua del estanquillo para intentar recuperar austerlitz todo un continente ahora sumergido ahora en desgracia por su capricho y con todas esas letras como los habitantes arrastrados por el limo y con su rescate seguiría siendo así para jotajota todo un universo y un mundo que él jamás podría conocer ya

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