Sentado a mi lado
vio el principio de la peli, las dos naves planetarias e interestelares y todas
esas capulladas, que pasan como por encima de la cámara, o de la pantalla, o
como por encima de nosotros. Sí, muy logrado para la época en que se hizo, no
se ven los hilos a las maquetas, vale. Él estaba allí, con esos ojos oscuros
como de besugo, debajo de aquel casco atroz que muchos murmuraban que llevaba
para disimular el mal aliento aunque lo que apestaba era el betún o la cera que
le había dado para que brillara con lustre. Los ronquidos como estertores de su
respiración me atacaban los nervios, con esa especie de vocoder en la boca,
¿para qué lo llevaba?, ¿acaso iba a cantar alguna canción de talk box al estilo
de Peter Frampton o la de Livin´ on a Prayer de Bon Jovi? Con ese cacharro yo
siempre estaba a la espera de que se arrancara con un wa-wa-wa a lo Kraftwerk o
algo de sonido chicloso tipo las Chipmunks… y allí seguimos horas y horas, y su
indignación iba en aumento, que si la Estrella de la Muerte, que si yo jamás he
construido eso, que lo que organicé fue una ONG para los africanos y de eso no
dicen nada, que si la Ciudad de las Nubes y ese tal Lando Calrissian, que si el
Halcón Milenario y los meteoritos… Señalando hacia la pantalla con el dedo
metido en esos guantes largos y negros bramó algo así como qué cojones era
aquello de Chewbacca, que de dónde se habían sacado ESO… y le pregunté que si
no se le arrugaban las yemas de los dedos como cuando uno pasa mucho rato
metido en el agua, ya sabes, por estar todo el día con las manos sudadas en el
interior de esos guantes, y me repuso que lo que se le arrugaba era otra cosa,
que igual eran los huevos. En fin, el cabreo era de varios tonelajes, mantenía,
con los puños ya crispados y el ronroneo de su respirador convertido en rugido,
que esos hijos de puta, en especial el tal Lucas de los cojones, se iban a
encontrar con la mayor demanda de sus vidas: eso sí que será algo espacial, una
demanda galáctica, me dijo incorporándose en la butaca. Tuve que sujetarlo para
que se serenara un poco, pero cuando ya no pude controlarlo fue al ver aparecer
ese Darth Maul de las narices, ahí se encabronó de verdad, que le habían
buscado sustituto en un payaso que parecía la bandera del Japón, que claro,
como a él lo habían matado antes, en esa escena imbécil de los rayos con aquel
otro memo, el Emperador de las ojeras de estreñido… pues él se cagaba en todos
ellos, y quedaba claro que tenía tanta fuerza y presencia que habían tenido que
inventarle esa copia de Darth Maul, que tenía narices la cosa, si hasta en el
nombre se parecían, y que él nunca había sido así, quería decir así de malvado
como lo sacaban, y venga con que la demanda sería de las que hacen época y que
se iban a enterar todos de quién era él y al terminar la sexta peli se levantó,
con las luces de la sala ya encendidas dedicó un sonoro corte de mangas a la
pantalla que proyectaba, aún, los títulos de crédito, y sonó como un zas y
luego se bajó los pantalones, se levantó esa capa ridícula que llevaba manchada
de barro en los bajos porque antes de entrar al cine llovía y había pisado dos o
tres charcos con esas botazas que todo lo salpicaban, y enseñó sus rotundas posaderas
espaciales en señal de protesta. Indignado, nos miró, y fue cuando tú ibas a
decirle algo, pero yo te contuve y él, furibundo, nos taladró con esos ojos de
berza, y nos amenazó con que nos íbamos a enterar todos de quién era él, Darth
Vader, y se marchó del cine dando un portazo y dejando tras él esa pestilencia,
esa abominación como a sebo, como si se abrillantara el casco con toneladas de
aceite en el que se hubiera frito beicon, o mierda directamente, a ver si va a
ser cierto eso de que, al final, le canta la boca como olía el vertedero aquel
de paredes retráctiles, si hombre, el de la gilipollez de que en el fondo del
vertedero ese vivía un bicho con el tentáculo-ojo. Y entonces, fue cuando te
dije: déjalo en paz, ya se le pasará, el problema no es que se enfade o que se
haga mala sangre, ya sabes… el problema está en que jamás soportó esto de ser
un personaje de ficción y se ofende por todo. Como nosotros, me dijiste, bueno,
chisporroteaste… que también somos de ficción. Sí, como nosotros, en efecto, te
respondí, pero tú y yo, insolente cabezudo, solo somos dos robots, yo un
imbécil dorado y envarado y tú, al menos, a bordo de la X-Wing has tenido tus
momentos de gloria con Luke y toda esa mierda, pero piensa: ¿qué le queda a él
para sentirse realmente orgulloso, aparte de aparecer en un cargador de
caramelos PEZ con su casco de motorista sideral y su cara de besugo del futuro?
lunes, 28 de octubre de 2013
Vaderiana
Etiquetas:
caramelos PEZ,
chewbacca,
Darth Maul,
Darth Vader,
Estrella de la Muerte,
X-wing
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario