martes, 4 de enero de 2011

Superpetroleros


Dos veleros que se cruzan, altivos, frente a una cala arenosa donde enterramos el corazón. Dos veleros que se cruzan en mitad del mar Mediterráneo: eso fuimos. Dos superpetroleros que coinciden, uno junto al otro, en el océano Pacífico, que hacen sonar sus poderosas sirenas y braman y rugen con desprecio: eso somos. Dos buques de guerra que se encuentran en la batalla y se aniquilan extenuados, sin compasión, no existe la piedad en nuestras tripulaciones: eso seremos. Dos paquebotes enmohecidos, de madera florecida, cubierta de verdín, para siempre varados en un astillero, arrepentidos por habernos torpedeado así, por habernos dañado nuestras líneas de flotación. Dos embarcaciones desahuciadas de velas rasgadas y timones quebrantados que anhelamos encontrarnos de nuevo en alta mar, paralizados en dique seco, aguardamos el desguace: así hemos acabado.

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