Sebald, en Sobre la historia natural de la destrucción, quizás esboce las cualidades, características del escritor moderno, contemporáneo… quizás sean las mías, aunque todavía no soy, ni de lejos, eso: escritor (y aunque no toda la culpa sea mía, que hubo quienes se esforzaron en hacerme así, en forjarme un poco a su imagen y semejanza, que derrocharon egoísmo, resentimiento y rencor por ver si me los contagiaban):
“una vida interior plagada de ambición, egoísmo, resentimiento y rencor. La obra literaria es el manto con que se cubre. Pero su forro, de peor calidad, asoma por todas partes”.
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