Bernhard, Trastorno:
“De repente siento que me pudro; me pudro por minutos, oigo que me pudro, lo oigo y quiero marcharme del lugar que, de repente, sé que es un lugar de podredumbre; pero es demasiado tarde. Ni consigo ya pronunciar mi nombre. Quiero pronunciar mi nombre y me ahogo. Me miro de arriba abajo y me doy cuanta: ya no existes”.
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