El peso de la
oscuridad:
la habitación
cerrada: el cuerpo sobre la cama: entre el revoltijo de sábanas: el teléfono
descolgado: el auricular en el suelo: persianas bajadas: ventanas cerradas: en
la oscuridad todo puede suceder... angustia, odio, agobio... ahogo: exactamente
eso: como si le dieran una paliza y el dolor en todos los huesos del alma de
perro apaleado en húmedo portal de insoportable
hedor a orines a frescos orines mezclados con azufre y el portero -con úlcera-
lo golpea con una escoba y expulsa del único lugar donde puede refugiarse de la
lluvia el animal... con lo mal que huelen
los perros cuando se mojan: una peste humillante: todo su ser exhala miseria...
a ratos las cosas parecen ir mejor para, de pronto, dejarse caer y reventar en
la oscuridad del más hondo y profundo pesimismo y caminar durante horas bajo la
lluvia para apestar, así: el alma se empapa y apesta durante días fríos días
semanas tristes semanas meses -duros meses- años... crueles años crueles años
de su existencia: vaga por la ciudad estancia de la soledad su soledad: perdido
entre las multitudes busca y cree encontrar una cara conocida y amiga: nunca
nunca jamás lo logra y el dolor dentro y hondo muy dentro y muy hondo muy
hondo: hondonada gusarapienta como una
angina de pecho... sí, tal vez así: un dolor agudo como mordisco en algo
existente en el interior y que es lo más sagrado e intocable de la naturaleza
humana: no comprende... tal vez sería buena decisión la de simular simular
simular simular simular y hacer como sí...
que parezca que... en el momento álgido ella llamará -puesta sobre aviso- para salvarlo y todos
aquellos que ahora lo desprecian y lo humillan e ignoran –eso es lo peor-
acudirían en masa al hospital con un peso de culpa y pediría quedar a solas con
ella y así podría gritar que tan sólo era el principio y que la próxima vez no
fallaría porque se tiraría desde una ventana y tras llorar un poco vendría la reconciliación... ella volvería a su lado y ya
la felicidad de por vida... pero no, imposible: algo resultará mal algo fallará
en el plan seguro siempre sale algo mal -por no decir que todo le sale mal-
seguro seguro algo fallará seguro seguro seguro la seguridad en el fracaso es
su mayor seguridad en sí mismo: llamarla por teléfono y simular una despedida
despechada tras un litro de Marie Brizard y una caja de Valium y asustarla un poco y decirle adiós y
que no merece la pena llorar ni luchar: entonces una desagradable voz
automatizada insiste: por sobrecarga de las líneas llame más tarde y ya no
tiene tiempo para hacerlo no tiene tiempo para marcar de nuevo y apenas puede
articular palabra en la espiral de frustración que arropa la nebulosa opresora
sobre el pecho y la oscuridad aparece
ahora sí de forma definitiva aplastándolo
contra la cama y vomitándolo todo porque
en la oscuridad todo puede suceder y un clic
y la comunicación se corta pero no ha
muerto porque la vergüenza impuesta por su cobardía resultaba tan estridente y
devastadora que ahogaba todo lo que se encontraba a su lado y actuaba como un
contraveneno.
(cuadro de Antonio López)
No hay comentarios:
Publicar un comentario