-El horror... el horror... -decía Joseph Conrad, meneando la cabeza asustado, mientras leía a Fernández Mallo.
-¡Eso es imposible!
-Ya, lo entiendo: Conrad jamás podría leer a Fernández Mallo, no son contemporáneos...
-¡Que no, hombre, que no! No es por eso...
-¿No?
-¡Claro que no! Es imposible: Fernández Mallo es ilegible, es por eso.
Y mientras, a Conrad, aquella pasta de chocolate se le derretía, repugnante, de entre las manos.
domingo, 22 de abril de 2012
El horror
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