como
eugene tooms en baltimore
que necesita un hígado humano
cada treinta años e hibernar
mi corazón abandonó su refugio
de babas y de bilis
para vomitarte en un cubo
a tu lado.
como eugene tooms en baltimore
me sacaste de la inhumanidad
para devolverme a la bestialidad
entre las vísceras y la médula
de la desgracia.
como eugene tooms en Baltimore
en mí renace el minotauro
hambriento de fiebre y humillación
y en mí resucita la larva
de animal despreciado y apaleado.
como eugene tooms en Baltimore
vuelvo asustado a mi refugio
regurgitado en la grieta de una pared
para cobijarme en su interior:
revolcado entre las heces de mi amor
no asomaré mi esfinge de babosa
hasta treinta años después
del
amanecer.
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