lunes, 9 de julio de 2012

(Fue una) Semana Santa de llanto y lodo


Las 5.30 es una mala hora para levantarse e ir a trabajar, sobre todo si es en Semana Santa, en esta Semana Santa de llanto y lodo, en esta Semana Santa petrarquista que encumbró por arte de las mentiras a su Laura y que a mí, como al italiano, me trae recuerdos de la calidez de tu cuerpo y el aroma de tu pelo cuando apoyabas tu cabeza sobre esa almohada que estas noches se arrastra junto a mis oídos helada, y aún así, todavía puedo olerte.

Las 5.30 y afuera llueve y te recuerdo en cada chasquido de las gotas contra el alféizar de la ventana, ese que crujía al compás, un metrónomo de nuestro amor, porque nosotros éramos más de cerrar los bares y cuando desciendo por las escaleras del portal entre todas esas sombras puedo vernos subiendo las escaleras del portal entre todas esas sombras, camino de redimirme en ti.

Las 5.30 y el aliento de los Gin-Tonics en tu boca, ese que te respiraba cerquita, las 5.30 y el tabaco anguilado en tus dedos, esos que me acariciaban para extender toda la nicotina por mi piel, las 5.30 y toda tu piel y toda tu espalda.

Las 5.30 y mientras tomo un café puedo contemplar la cama en donde te amé, ese lado de la cama en donde te amé, y extrañamente el café me sabe a lodo, un sabor salado como el océano de tu sexo, un sabor acre como el olor a humo crampado en tu pelo, un sabor.

Las 5.30 y hundo mis manos en los bolsillos como si fueran tus pechos y extraigo una gran cantidad de lodo, un lodo espeso y denso, un lodo que se me escurre entre los dedos y chorrea goterones por el pasillo.

Las 5.30 y debo marchar a trabajar… la cortina de lodo se cierne sobre mis ojos, me cubre la cara y entonces, descubro, que fuiste tú,besándome en las manos, quien me sacó de la animalidad.

Por favor, mientras el lodo me ciega y tan sólo por tu olor puedo localizar la cama y orientarme en la habitación, por favor, susurro, imploro: no me sumas de nuevo en la animalidad.

No podría soportarlo.

No podría soportarlo más.

No podría soportarlo nunca más.

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