tumbado desde la cama de mi cuarto
-sí ESA cama-
observo el crepitar del ordenador
y espero un email tuyo
y espero
y espero
y espero
hasta que la cama se convierte en ataúd
las sábanas en mi mortaja
me pudro sobre el colchón
y tu correo que no llega
es mi esquela a toda página
en las necrológicas de la prensa
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