ahora
quién te toma de la mano en tus
misterios y quién te suspira cerca y quién discurre junto a ti y bajo los pies
el puente carlos y en el pecho el horizonte del moldava y quién enceguecido
desde el muelle de la giudecca al paso de un trasatlántico siente tu abrazo
atemorizado en el salitre de las gaviotas
yo no
quién recorre varsovia entre hielo
y alcanza al báltico y gdansk para recordarte en el mar enfermado y quién te
invoca para que aparezcas al lado y sobre la almohada
yo
quién a tu lado te besa y roba de
ti y no inocula y quién aguarda el momento de humillarte con la boca cebada de
garrafas y en los ojos grapada la suciedad
yo no
quién se aferra a tus pechos y se
aherroja en tus caderas y con un dedo recorre la piel de tus piernas para que te
asegures que la pesadilla aguarda en las vigilias aterrorizadas y en los sueños
profundos de amantes
yo no
quién recuerda que hiciste con él
algo profundo que lo sacó fuera del naufragio
yo
mañana
quién seguirá atrapado a tu saliva
e inhalando venenos y respirando virutas de acero y mascando hierros y
sorbiendo ciudades y modelando frankensteins de saldo en bocetos y momias y
hombres lobo de carnaval y escuchando canciones de paul weller y de van
morrison bajo la hégira de tu ausencia
yo
y quién se amodorra en la barra
del bar y se amodorra a tu lado en la cama y te da un ligero besito de buenas
noches y mata al mosquito que te impide dormir y con eso cree que podrá hacerte
feliz y te duermes creyendo que en el aplastamiento de ese mosquito radicará
toda tu felicidad
yo no
yo no
(cuadro de Flavio Díaz)
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