viernes, 1 de julio de 2011

Polito Auster, basurólogo y, después, chulo, es decir, proxeneta


-Polito Auster, basurólogo y, después, chulo, es decir, proxeneta, ejercía su actividad de recogida, análisis y clasificación de montañas de basura en el campus de la Universidad de Palo Alto. Polito Auster, basurólogo, componía las más peregrinas teorías acerca de la basura, elaboraba con ellas las más variopintas formas y encontró una conexión de la basura, al parecer, con la literatura. De esa manera, inventó una sala, que llamaba scriptorium, en donde cien monos, de la especie conocida como mono de Bernhard, tecleaban sin descanso durante horas en un ordenador. El temor de Polito era que escribieran, en ese azar, el Quijote, porque lo que buscaba era obtener un best-seller. No tuvo fortuna, es cierto que los pestilentes monos de Bernhard, en ningún caso lograron escribir el Quijote, aunque uno repitió entero el Persiles, otro la Galatea y, el caso más raro, tecleando al azar, recompuso, palabra a palabra, las Novelas Ejemplares, desde la Gitanilla hasta la Española inglesa…

-¿Hombre, esa también?

-Sí, esa también. El caso es que Polito no tuvo éxito con aquello. Todas las noches vigilaba a sus monos, se paseaba por el scriptorium, en lo que el llamaba sus viajes por el scriptorium. El caso es que su fracaso acabó en despido, y decidió meterse a chulo, es decir, a proxeneta, y dirigía a un grupo de muchachas a las que puso sobrenombres literarios: Beatriz, Fiammetta, Laura, Lotte, Anita Ozores, Gabriela clavo y canela… si alguien no le pagaba el rato que pasaba con las chicas montaba en cólera, se definía, entonces, a sí mismo, como un Leviatán repleto de furia. Y una de las chicas, porque él siempre probaba, o tentaba, el material, le pegó la sífilis…

-¡Coño, como a Nietzsche!

-¡Sí, joder, como a Nietzsche, y como a Schubert, haga el favor de no interrumpir! Bueno, el caso es que se le derritió el cerebro como a ellos…

-¡Pues vaya!

-Sí, es una triste historia, pero como no se calla ya no le cuento nada más. En fin… ¿le apetece otra ración de pajaritos fritos?

-No puedo decirle que no…

-¡Mozo! ¡Otra de pajaritos!

-¡Y dos Yzaguirres!

No hay comentarios:

Publicar un comentario