Estimados señores de la editorial
X:
Por la presente, deseo advertirlos
a ustedes, muy severamente, de una serie de erratas que he encontrado tras la
relectura de la última novela que acabo de publicar en su editorial.
Por favor, sírvanse de corregir,
si son tan amables:
En la página 22 se habla de
“recocidos en su amor”, cuando debería poner “regocijados en su amor”. Tengan
presente que no he escrito un tratadillo de cocina, me consta que tan en boga
ahora, o una especie de engendro entre novela y cocina, al estilo de esas
bazofias que se pusieron de moda hace unos escasos años.
En la página 40 han consignado
“estreñimiento” por “descendimiento”. No seamos blasfemos, estoy hablando del
“descendimiento de la Cruz”, no del “estreñimiento de la Cruz”. Creo que, en
este caso, ni el laicismo más puro ni el intento de ser lo más políticamente
correcto, podrían admitir esa variante de la escatología religiosa.
Siguiendo en la línea de estas
erratas que podría denominar de caca-culo-pedo-pis y que me hacen reflexionar
acerca de la posibilidad de que un corrector de ustedes se encuentre
actualmente en una fase anal-sálica, han equivocado, repetidamente, a mi
personaje Antonio Sampayo con Antonio Sanpoya, y luego está lo de los cerdos...
Desde la página 60 hablo de la
raza que he creado, la de los cerdos “chanchegos”, mezcla de los chanchos de
Cantabria y de los marranos de La Mancha, y ustedes se obstinan en escribir, una
y otra vez, “cerdos manchecos” por “cerdos chanchegos”. Son CHANCHEGOS, y esta
palabra es una denominación de origen muy importante y decisiva para el
desarrollo de la novela.
Por último, las dos erratas más
dolorosas: en el título: mi novela aparece rotulada en la portada como “Sed de
Ratas”, y no se llama así. Su título es “Fe de Ratas”, y espero corrijan con
celeridad esto, así como los nombres y apellidos del autor. Me han rebautizado
como José Carlos Rodrigo Breto, y yo me llamo Juan Carlos Rodríguez Bretón.
Entiendo que me hayan puesto como ese oscuro escritorzucho, muy conocido en su
casa a la hora de comer, ya que también comparte o compartió editorial con
ustedes, pero les insto a que retiren las ediciones y publiquen otras nuevas
con el nombre del autor corregido, salvo que me sea, y les resulte a ustedes,
más cómodo y barato que adopte la identidad del susodicho y que, a partir de
ahora, empiece a llamarme así y a firmar todos mis escritos con ese nuevo
nombre.
Lo dejaré a su elección y si lo
creen oportuno, pues me encarnaré en ese heterónimo de José Carlos Rodrigo
Breto, si fuera necesario.
En espera de lo que decidan, los
saludo, etc., etc...
Juan Carlos Rodríguez Bretón.
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