miércoles, 30 de mayo de 2012

Cuerda de ahorcados-Agesialo Degli Incerti


Poco, muy poco sabemos de Agesilao Degli Incerti. Por una referencia casi críptica, oculta en su Cuestión del Agua  y de la Tierra, de Dante, creemos que, en algún momento, fue coetáneo del poeta cuando este todavía se encontraba en Florencia, o bien en los instantes previos a que tuviera que exiliarse. Y no es una cuestión baladí: en su Cuerda de presos, Agesilao Degli Incerti se inspira en las brutales represalias y linchamientos que sucedieron en la enconada rivalidad entre güelfos y gibelinos florentinos, esas mismas rivalidades que empujaron a Dante al exilio de su Florencia para siempre.

Cuerda de presos es un tratadito de apenas cincuenta páginas, en su deliciosa y cuidada edición de In Edad Media Res (Ratisbona, 2010), y que pretende mostrar las maneras más oportunas, los mejores materiales y los peores, los procedimientos de dar sogas a cuellos y ahogo a los cuerpos (p.3). Una primera parte del tratadillo se ocupa de los cadalsos, construcción y formas, desde un simple poste, un árbol, hasta las construcciones más complejas; en la segunda parte atiende a las sogas, el cáñamo, el esparto, las que son buenas para soportar el peso y las que no, las que podrían romperse, las más indicadas para dejar durante días y como forma de castigo ejemplar el cadáver al oreo (p.36), y los nudos y la correcta realización de los corredizos. Por último, se compendian los ahorcamientos, clasificados según la utilización de trampillas, desde un caballo e, incluso, subiéndose a horcajadas en los hombros del condenado (p.41). En conclusión, un resumen de una de las maneras de ejecutar más tradicionales desde que el mundo es mundo y desde que el hombre es hombre (p.2). Todo un arte que debe realizarse a la perfección, pues Agesilao nos relata, de forma muy ilustrativa, el caso de un veneciano, un tal Pablo Palacio, que fue mal ahorcado e incluso tuvo tiempo de dictar toda una contrición (p.44) durante los días en que permanecía colgado de la soga, y cuyo texto se nos cita como la Vida del ahorcado, que, o bien se extravió, o no llegó a existir nunca, y lo que Agesilao Degli Incerti pretende al relatarnos esta anécdota, es mostrarnos la evidente utilidad de su tratado.

Y si poco es lo que sabemos de su autor, aún conocemos un dato último: Agesilao Degli Incerti fue acusado de ser untari, es decir, que por medios de ungüentos propagaba la peste negra y por ello fue ahorcado, qué paradoja esta, en la Piazza del Duomo en el año de 1348, junto a otros tres anónimos condenados que no tuvieron tanta suerte de pasar a la historia. Agesilao Degli Incerti fue condenado, posiblemente, bajo una acusación mentirosa, víctima de esa inquina entre güelfos y gibelinos, de la que fue una víctima más, tal y como consta en el libro capitular de la Catedral de Florencia y en un estadillo en el libro del ayuntamiento de Florencia, tomo CXII, infolio LXV.

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