SOY UN HOMBRE TRISTE QUE MIRA POR LA VENTANA
(del autobús). Un hombre triste que mira y remira lo que desfila ante sus ojos. Todo lo que sucede a su paso. Soy el hombre triste que sigue triste. Muy triste. Que mira por la ventana del autobús. Es un nuevo concepto -una nueva escala, un nuevo grado- de tristeza. El hombre triste mira por la ventanilla del autobús y contempla dos mundos. La naturaleza que nace en el exterior, la fría y gris calle, lluviosa, opaca en el indicio de la borrasca. El ecosistema de los propios pasajeros del autobús reflejados en el cristal. Pasajeros que mandan inexpresivas miradas -también opacas- en dirección a la acera. Bordillos que se deslizan como lava de un volcán durante siglos extinguido, por milenios amenazante. Atroz Herculano de mi devastación personal. Triste, una triste y retorcida Pompeya anida en mi estado de animo.
(del autobús). Un hombre triste que mira y remira lo que desfila ante sus ojos. Todo lo que sucede a su paso. Soy el hombre triste que sigue triste. Muy triste. Que mira por la ventana del autobús. Es un nuevo concepto -una nueva escala, un nuevo grado- de tristeza. El hombre triste mira por la ventanilla del autobús y contempla dos mundos. La naturaleza que nace en el exterior, la fría y gris calle, lluviosa, opaca en el indicio de la borrasca. El ecosistema de los propios pasajeros del autobús reflejados en el cristal. Pasajeros que mandan inexpresivas miradas -también opacas- en dirección a la acera. Bordillos que se deslizan como lava de un volcán durante siglos extinguido, por milenios amenazante. Atroz Herculano de mi devastación personal. Triste, una triste y retorcida Pompeya anida en mi estado de animo.
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