*Esta crítica apareció en el sitio Mi Nueva Edad:
https://www.minuevaedad.com/actualidad/2018/2/15/el-disco-del-mes-graceland-de-paul-simon/
Discográfica: Warner
Género: Rock/Pop/Folk/World Music
Duración: 43 m; 18 s.
Número canciones: 11
Fecha de publicación: 1986.
Uno de los discos de nuestras vidas
Paul Simon anunció la semana pasada que se retiraba de los escenarios, que a sus 76 años ya no piensa embarcarse en más giras. Afortunadamente, para comprobar una vez más su buen estado de forma y su genialidad, algunos aún pudimos verlo en otoño de 2016 sobre las tablas de Wizink Center de Madrid.
Por eso, porque suena a despedida de uno de los mayores músicos populares que haya dado el siglo XX, junto a Elvis Presley o David Bowie, por ejemplo, traemos hoy una de sus obras maestras. Bueno, realmente su gran obra maestra (y eso que junto a su compañero vocal Art Garfunkelya había firmado algunas de las canciones más redondas y rotundas de la Historia), lo que tratándose de Paul Simon es mucho decir.
En efecto, Graceland, del año 1986, instaló de una forma definitiva a Paul Simon en el olimpo de esos músicos inolvidables e imprescindibles que han ofrecido una obra inmortal a la humanidad. Graceland, quizás ni él mismo podía imaginarlo, lo consagró como solista —a pesar de que ya llevaba muchos años siéndolo con algunos discos emocionantes como Hearts and Bones, por ejemplo— y demostró que existía un Paul Simon legendario junto a Garfunkel y otro Simon que era una leyenda en solitario.
Leyenda por partida doble, en Graceland creó el mejor puñado de canciones juntas que se le recuerdan. Después, a pesar de que ha continuado creando extraordinarias obras como The Rythm Of The Saints o Stranger To Stranger, ya nada ha vuelto a ser lo mismo. Graceland ocupa ese lugar en la santidad de la música, como Thriller de Michael Jackson, Hotel California de Eagles o The Josuah Tree de U2, trabajos que, independientemente de los gustos musicales de cada cual, y por extraños motivos, prácticamente no faltan en ninguna casa. Se pueden encontrar ejemplares de esos discos en la colección de casi cualquiera. Conseguir esa asimilación de icono de la cultura popular significa entrar en la categoría de mito.
¿Qué posee Graceland para ocupar semejante puesto de privilegio? En primer lugar por aunar el reconocimiento de público y ventas, porque fue número uno en prácticamente medio mundo, vendiendo más de 16 millones de copias. En segundo lugar, la propuesta musical que alberga en sus composiciones, con piezas de música africana, a capella, furiosas interpretaciones de rock y baladas inolvidables, bebiendo de las raíces negras y apoyado por un conjunto estelar de virtuosos, desde el guitarrista de King Crimson, Adrian Belew, hasta los músicos populares sudafricanos de percusiones, acordeones autóctonos e, incluso, tablas de lavar.
Este plantel de astros grabó uno de los repertorios más sobresalientes de la historia de la música, en donde resulta casi imposible destacar una canción por encima de las demás. Descomunales éxitos fueron You Can Call Me Al, Diamonds On The Soles Of Her Shoes, Graceland o The Boy In The Bubble. Como emocionantes resultan Under African Skies o Homeless(con las voces del grupo Lady Smith Black Mambazo). Todo ello convenientemente mezclado para culminar un disco soberbiamente producido, consiguiendo un sonido muy propio de Paul Simon, pero también muy africano.
Y además, de forma inolvidable ahora que el genio se despide las giras y los escenarios, Graceland se acompañó de un tour mundial extraordinario. Los que tuvimos la suerte de poder asistir a uno de los conciertos de aquella gira somos conscientes de haber presenciado un momento histórico en la música, a la altura de los Beatles sobre el tejadillo de los Apple Corps de Londres, o del propio Simon, acompañado por Garfunkel, en aquel dia febrero de 1982 en Hyde Park, ante medio millón de personas.
Graceland, el espíritu que emana Graceland, nos conecta de inmediato con todo esto y lo convierte en uno de los discos de nuestras vidas.
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