Tengo una
luna de sangre
en el cielo
de mi boca.
Tengo una
luna de sangre
en el paladar.
Cuando trago,
la garganta me sabe a hierro,
a minerales,
a metales pesados.
Tengo una
luna de sangre
dentro de mí.
Es la enorme
luna
que un día
respiraste:
me intoxicaste
con
un
beso
tuyo.
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