*Esta columna apareció en achtungmag.com:
http://www.achtungmag.com/por-que-esas-editoriales-y-no-otras-un-tsundokiano-y-su-biblioteca/
Una asistente a mi taller de literatura comparada que imparto en la Agencia Literaria y Librería Proscritos de Torrelodones, que además interviene vía Skype desde Estados Unidos, me puso un Whatssap en dónde me pedía que expusiera en alguno de los formatos en los que me muevo habitualmente —vía Instagram, o en los blogs que administro— un compendio de editoriales de referencia, con sus características, en qué se especializan, los motivos que las hacen diferentes… Al parecer, en Estados Unidos hay verdadero interés en este asunto, que no es una cuestión baladí, puesto que no es lo mismo leer un título publicado por una editorial que por otra. A veces, es que ni parece el mismo libro. Por eso, entiendo que este sea un excelente tema para esta columna de hoy de El Odradek.
De editoriales ya hemos hablado en Achtung!, concretamente sobre aquellas que cuidaban con mimo y detalle a sus lectores. Os dejo aquí el enlace por si os interesa, y además creo que complementará muy bien a esta columna de hoy:
Lo cierto es que, si miramos a nuestras librerías, nosotros enfermos tsundokianos, de repente nos damos cuenta de que poseemos muchos más libros de una colección que de otra, o un mismo libro en tres ediciones diferentes. Esto, ¿a qué misterio obedece? ¿A nuestro afán compulsivo de comprar libros? ¿A nuestro Diógenes literario?
Desde luego que no, aunque haya quién piense que estamos chalados y que algo hay de eso. Realmente, las editoriales se eligen ellas solas, entran en nuestras casas y adornan nuestros plúteos porque así lo quieren. Me explico, es muy difícil decirle que no a un libro de El Acantilado, de Asteroide, deImpedimenta o de Periférica, por ejemplo, aunque no tenga nada que ver con nuestros gustos o ni siquiera sea de un escritor que nos guste.
Este magnetismo se debe al tipo de ediciones con valor añadido que practican esas editoriales. Traducciones cuidadas, encuadernaciones perfectas, un papel agradable, una tipografía exquisita, una portadas que son obras de arte… Y por supuesto, la rigurosa elección de los autores publicados, alejados —la mayoría de las ocasiones— de los meros criterios comerciales.
De manera que, si miro ahora mismo en dirección a las estanterías del estudio en donde escribo estas líneas, lo primero que veo es una fila de libros de El Acantilado. Y eso, claro, me agrada mucho. Esta editorial se caracteriza por las traducciones, magníficas, y no de novelistas que precisamente escriban en una de esas lenguas llamadas dominantes.
El catálogo de El Acantilado es un árbol repleto de frutos polacos, austrohúngaros, rusos, checos… Además, es notable la edición de volúmenes de cartas cruzadas entre escritores, y las biografías. En este último campo destacan dos empeños monumentales: el tríptico biográfico sobre Kafka de Reiner Stach y la Vida de Samuel Johnson por James Boswell. Entre el género epistolar, valgan como muestra las cartas de Stefan Zweig con Joseph Roth o las mantenidas con Hermann Hesse.
El Acantilado ofrece un repertorio impresionante de autores de los imprescindibles: Joseph Roth, Stephan Zweig, la Premio Nobel Aleksiévich, Tólstoi, o Kertész —otro Nobel de hace poco—. Recomiendo de su catálogo las novelas de Yuri Andrujovich y los libros del polaco Zbigniebw Herbert; y por dar un par de títulos que creo imprescindibles, El soldado Švejk, de Hašek o El jardín de los Finzi-Contini de Giorgio Bassani.
El Acantilado es la editorial indicada si buscas literatura centroeuropea, epistolarios y exégesis críticas y biográficas. Para leer siempre, pero en especial en el otoño y el invierno, con mantita de cuadros y en casa mientras afuera llueve o nieva.
En la siguiente balda de mi aparador encuentro la colección de publicaciones de Anagrama. Lo confieso: no soy muy seguidor de la línea crema de esta editorial, un catálogo que presenta uno de los mayores gruesos de narrativa en español (de hecho la colección se llama Narrativas hispánicas). A mí, este ejército de escritores, la mayoría de las veces me da un poquito de repelús y tengo muy pocos ejemplares.
Sin embargo, de la colección amarilla, es decir Panorama de narrativas, tengo muchísimos volúmenes. Ocurre como con la colección crema, es todo un ejército de escritores impresionantes, editados en cientos de volúmenes con buenas traducciones. Pero lo que realmente caracteriza a esta colección es la variedad de formas y estilos, con algunos de los mejores libros que he leído en mi vida.
Anagrama está publicando en esta colección la obra del Premio Nobel francés Modiano, todos los libros de John Fante, a Bukowski, Houellebecq, Thomas Bernhard, Beigbeder, y tantos y tantos. Se mire a donde se mire solo se leen grandes nombres en los lomos de los libros apilados. Además, en su haber tienen la publicación de Bella del Señor, de Albert Cohen, novela para mí rupturista de las ideas que me hacía de la literatura, o a Magris, Martin Amis y Carrére. ¿Se puede añadir más?
Se puede. Anagrama ha editado en su Panorama de Narrativas libros descomunales, por los que tal vez no apostarían todos los editores. El diccionario Jázaro de Pavic, La Gran Trilogía de Von Rezzori, o Calle Este-Oeste de Philippe Sands, libro del año 2017 —por cierto— para Achtung!:
Recomendaré dos autores en esta colección: el belga Hugo Claus y el polaco Kusniewicz. Y un par de libros necesarios: Las mentiras de la noche, de Gesualdo Bufalino, y Menos que cero, de Bret Easton Ellis.
Por si todo esto no fuera ya una locura, además, Anagrama ofrece los mejores libros de su Panorama de Narrativas en unas atractivas ediciones de bolsillo, los Compactos, que también copan toda una parte de mis estanterías.
Si lo tuyo es leer en el metro, o perderte un rato en el Starbucks de turno con un macchiato, y buscas buenas novelas contemporáneas, Anagrama es tu editorial.
Y junto a ellos, la colección de Tusquets, otra referencia imprescindible de buena literatura extranjera porque, en el tema nacional y salvando a Orejudo, prefiero no decir nada. Sin embargo, Tusquets y sus atractivos libros negros de la colección Andanzas destacan en la selección de autores, a veces minoritarios —el rumano Manea, que con persistencia han convertido en un clásico de la editorial— y otras veces de renombre mundial como Updike.
Sin embargo, últimamente parece que la apuesta por la calidad ha disminuido y que todo apunta a lo comercial. Una lástima. Al menos nos quedan libros extraordinarios que no conoceríamos de no ser por Tusquets: Bajo el volcán de Malcolm Lowry, por ejemplo. Y Kundera, siempre Kundera, por supuesto.
Tusquets: si quieres thriller nórdico o novela negra, mucha literatura anglosajona y norteamericana, o si prefieres leer en un banco del parque, o tal vez hasta paseando por la ciudad (yo lo hago, camino y leo, ¿qué pasa?), por su evidente carácter cosmopolita.
Ahora necesito recuperar una editorial algo menos obsesionada por el triunfo comercial. Me fijo en los volúmenes que tengo de algunas realmente pequeñas, independientes, o modestas; o simplemente, muy especializadas. Un ejemplo es la deslumbrante Nørdica, experta en libros de autores de los diferentes países nórdicos. Aunque, curiosamente, me apetece recomendaros su edición de la novela del germano Von Kleist, la archiconocida Michael Kohlhass.
Otra de estas editoriales es Periférica, con libros de una calidad enorme y que dedica especial atención a las literaturas francesas e italianas, entre otras muchas. Muy manejable, si decides viajar esta es tu editorial. Y como no, Ediciones del Subsuelo, con un repertorio que nace de una innegable vocación ensayística, con nombres como el Nobel André Gide o George Meredith, y en su faceta narrativa los talentos de Karl Kraus y Quenau o el magisterio del húngaro Szentkuthy.
Si lo tuyo es pensar y reflexionar hasta romperte la cabeza, especialmente con ensayos sobre literatura, Ediciones del Subsuelo es tu editorial. Para esos días en lo que no apetece una novela mientras dejas caer la tarde de domingo. Ahogarás los gritos de la radio y del fútbol sumergiéndote en estos volúmenes.
Os dejo varias reseñas que hemos escrito de publicaciones de esta editorial:
Después, otras joyas, como son los Libros del Asteroide, con su firme apuesta por volúmenes excelentes: Miklós Bánffy y su Trilogía transilvana o los de Angel Wagestein, Rodolfo Walsh o el norcoreano Bandi. Exótico pero cercano, este catálogo ha recuperado al gallego Blanco Amor y al mexicano Rafael Bernal y su descacharrante El Complot Mongol. La lista es interminable.
Asteroide: si tratas los libros como un miniaturista, los coleccionas con primor y los comprendes como objetos de arte y además te interesan las literaturas algo ajenas a nosotros como la búlgara o la norcoreana; y si disfrutas leyendo en la cama. Porque son para remolonear una mañana de sábado.
Como ejemplo, estas reseñas publicadas en Achtung!:
Interminable, también, es la editorial de referencia de los clásicos castellanos y universales por antonomasia: Cátedra. ¿Hay algo clásico hispánico que no esté editado aquí? Se trata de la mayor exposición de literatura castellana que uno pueda encontrar. Sus volúmenes de color negro, los de autores en español, y blancos, de los internacionales, llenan varias estanterías de casa. Desde Cervantesa Lorca, de Lope de Vega a Galdós, teatro, poesía, nada se queda en el tintero. Y lo mismo ocurre con sus letras universales: Dante, Shakespeare, Homero, Virgilio, Goethe.
Además, las ediciones de Cátedra son enormemente didácticas y, en muchos aspectos, un modelo a seguir. Profusamente anotadas se completan con un minucioso prólogo y un trabajo de estudio e investigación del encargado de la edición (generalmente pesos pesados de la filología y la crítica) que convierten la edición de un clásico en un texto atractivo y nuevo.
Cátedra: clásicos y más clásicos, en especial Siglo de Oro y picaresca. Si gustas de pasar algunas tardes leyendo en el silencio de la biblioteca.
No me olvido de Impedimenta. Claro que no, tal vez sea una de las editoriales más atractivas del momento, o tal vez la que más. Ahora, su buque insignia es el talentoso, hasta lo estelar, Mircea Cӑrtӑrescu. Este rumano ha irrumpido con la fuerza que solo pertenece a los colosos literarios. Si no me creéis probad a leer Solenoide y después hablamos.
Impedimenta tiene un catálogo completísimo con algunas joyas excelsas: Buena noches, dulces sueños, del checo Jiři Kratochvil y que también reseñamos aquí:
Estamos ante una editorial que es como una caja de bombones, esto lo diría Forrest Gump, lo sé, pero es así. Cualquiera de sus libros encierra una golosina. Así que si eres un hedonista literario, que te gusta leer mientras fumas en pipa, bebes un coñac y escuchas música, estas ante la editorial de tu vida. Gran literatura escrita por grandes autores. Tan simple como complejo.
Hay otras muchas editoriales que por tiempo y espacio no puedo consignar ya aquí, rápidamente cito La línea del Horizonte para libros de viajes o el sensacional, riguroso y completo Fondo de Cultura Económica, una referencia en el ensayo histórico. Un ejemplo, esta crítica de un ensayo de Juan Laborda Barceló:
También, la incomparable Minúscula, con otro de esos repertorios de novelas de autores distintos, fuera de los círculos comerciales o recuperados después de un tiempo de olvido, o Pasado & Presente, con su trabajo de recuperación de textos históricos y ensayos sobre literatura, y Navona que presenta un catálogo sensible, emocionante, que equilibra con grandes clásicos como Faulkner o Kafka junto a libros biográficos…
En fin, unos pocos han sido los elegidos para este Odradek, pero el mercado está repleto de editoriales que publican sin parar. Otra cosa es que lo hagan bien, menos bien, excelentemente, o que busquen engañarnos. No debemos olvidar, y las editoriales tampoco, que el lector es soberano, y sabe muy bien a donde dirigirse para encontrar el caviar literario.
Por eso, nosotros los tsundokianos, si tenemos tal o cual libro en una u otra edición, no es producto de la casualidad, ni de la publicidad. Es gracias al aval de esas editoriales, un aval tan complicado de conseguir, porque se caracterizan por vender libros con un valor añadido: son libros con aura. Es decir, editados según criterios de calidad y buen gusto. Lo demás, sobra.